La idea proclamada por Ibarretxe de animar a la ciudadan�a a denunciar ante los tribunales europeos al Reino de Espa�a es atractiva pero no es novedosa. Al Reino de Espa�a ya lo denunci� Miguel Castells hace dos d�cadas y, adem�s, gan� el pleito. En aquel caso se trataba de una condena impuesta al letrado y ex senador abertzale por el art�culo �Insultante impunidad�, publicado en �Punto y Hora� y en el que se�alaba las graves responsabilidades del Gobierno espa�ol en las acciones paramilitares del BVE, ATE, Triple A, etc.

Pero adem�s de denunciar (y vencer) al Reino de Espa�a, Castells y sus compa�eros de traves�a pol�tica hicieron muchas m�s cosas. Denunciaron la falta de libertades ante el mismo Rey de Espa�a, en Gernika y pu�o en alto. Y pagaron prisi�n por ello. Defendieron en los m�s parciales tribunales espa�oles a centenares de ciudadanos presos por raz�n, precisamente, de esa falta de reconocimiento de derechos y libertades. Y lo hicieron cuando la dureza de los tiempos invitaba al silencio. El mismo que guardaban los compa�eros de traves�a pol�tica de Ibarretxe, por ejemplo. Y han recorrido el mundo para informar a quien quisiera escuchar sobre la naturaleza y consecuencias del conflicto que nos enfrenta a los vascos con ese Reino de Espa�a. Han pagado, sin duda, una dura factura por todo ello

Frente a eso, el PNV ha desmovilizado a la sociedad, ordenado reprimir a quienes defend�an su derecho en la calle, desarrollado una pol�tica de acci�n exterior dirigida exclusivamente al negocio y a desprestigiar a los independentistas. Han pactado -y seguir�n- con los sucesivos gobernantes de ese Reino al que ahora quieren que denunciemos a t�tulo particular ante la Corte Europea. La iniciativa puede parecer atractiva pero es enga�osa. Porque de nada sirve una acci�n testimonial en la Europa de los estados y de los reinos sin una acci�n pol�tica valiente en Euskal Herria. Y aqu� lo que vemos es lo que hay: colaboraci�n decidida con la Audiencia Nacional; chalaneo presupuestario con Zapatero; desprecio a los familiares de presos pol�ticos; inacci�n ante la pol�tica de apartheid m�s escandalosa que cabe imaginar; sustituci�n de los cargos electos proscritos... Denuncie Juan Jos� Ibarretxe Markoartu, si quiere, al Reino de Espa�a. Que lo haga a t�tulo individual. Est� en su derecho. Pero que no trate de enga�arnos otra vez.