Homenaje a 380 fusilados de Donostia, porque «es hora de hacer justicia»
Organizado por el colectivo de víctimas del franquismo, el sábado tendrá lugar en Donostia un acto de reconocimiento a 380 ciudadanas y ciudadanos que fueron fusilados entre 1936 y 1942. Todos están invitados a poner «otro granito de arena» para saldar la deuda.Maider IANTZI |
«Antes no podíamos decir que nuestro padre había sido fusilado, y ahora, cuando lo decimos, nos responden: `Pero eso fue hace mucho, hay que olvidarlo'. ¡Porque no te pasó a ti!», comentaba María Teresa, una de las hijas de Jorge Lasalle. El vecino de Ulia Patxi Mugerza, que lleva muchos años investigando sobre el tema, aclaró que no se trata de «remover el pasado», sino de «hacer justicia», de reconocer públicamente a los 380 ciudadanas y ciudadanos de Donostia que se sabe que fueron fusilados entre los años 1936 y 1942. «Lo más importante es que la gente sepa lo que pasó», declaró Lasalle.
Aunque, tal como afirmó el historiador Iñaki Egaña, «por mucho que hagamos no llegaremos a hacer lo que estos donostiarras se merecen», con el acto público que se celebrará el sábado al mediodía en Alderdi Eder quieren tributarles un homenaje a estas personas y también a sus familiares.
Mugerza recordó cómo acudían las viudas a la prisión de Ondarreta para tener noticias de sus maridos y allí les comunicaban que los habían dejado en libertad. «¿Dónde está?», preguntaban las mujeres. Ésta era la respuesta que recibían: «Usted sabrá con quién se ha marchado». El ciudadano de Ulia también contó que cuando era niño un compañero solía decir: «Mi aita murió en la guerra». Luego supo que el padre del chaval fue fusilado. Mugerza destacó que las viudas, las hijas e hijos, se merecen un homenaje. «Los mataron porque eran demócratas y no actuaron en favor de los machinados. No huyeron de la ciudad, no tenían por qué».
«Sabemos y sabremos más»
En la presentación del homenaje, en el cual habrá bertsolaris y dantzaris e intervendrán Iñaki Egaña y portavoces del colectivo Ahaztuak, estuvieron presentes el propio Egaña, Patxi Mugerza, María Teresa Lasalle y Pepi, hija del fusilado Hipólito Berasategi.
A pesar de que la investigación no haya finalizado, saben más que hace diez años, tienen noticia de más fusilados. Además, esperan encontrar a más gente, para saber más que ahora dentro de diez años. Otra idea que quisieron remarcar en la rueda de prensa fue que este tipo de eventos deberían de estar respaldados por las instituciones. Como no sucede así, se han reunido sobre todo familiares y también otras personas para organizar el acto que se celebrará el 13 de setiembre, precisamente el día en que se cumplen 72 años desde que las tropas franquistas entraron en Donostia.
Egaña apuntó que 380 es una cifra escandalosa: «Son muchas personas para que las trague el baúl del olvido. Aunque fueran dos serían demasiados, pero 380 evidentemente son muchos». Recordó que en 1936 la capital guipuzcoana tenía 80.000 habitantes y que ya desde una semana antes de que entrara el Ejército el éxodo había sido masivo, hasta el punto de que expertos, incluso la prensa de la época, calculan que se quedaron entre 30.000-35.000 personas. Más de la mitad de la población huyó, la mayoría hacia Bilbo y otros hacia Hendaia u otros lugares.
Por tanto, más del uno por ciento de los habitantes que se quedaron, que eran teóricamente los que estaban más tranquilos, fueron fusilados. Resaltaron que es la mayor concentración de fusilados entre las capitales vascas, tanto en términos absolutos como relativos. Por eso, piensan que estas víctimas merecen una atención anexa, la que les desean dar ellos con este tipo de actividades.
El fin de semana se realizará el Camino de la Libertad desde Ziburu hasta Hernani, una marcha organizada por la sociedad de montañeros Urdaburu y los amigos de la red Cométe. Esta red recogió durante la Segunda Guerra Mundial a los pilotos de los aliados que aterrizaban en distintos lugares. El viaje comenzaba a menudo en Bruselas; luego llegaban a París, y antes de cruzar la frontera, se reunían en Donibane Lohizune y Ziburu. Entre los miembros de Cométe había muchos vascos. Es la novena vez que se realizará esta actividad, con el fin de rendir homenaje a los que lucharon contra el nacismo y el fascismo «desde distintos puntos de vista y nacionalidades».
Indicaron que estas 380 personas no han sido homenajeadas en su justa medida; por ejemplo, no les han dedicado ninguna calle, como le han hecho a José Arrospide, el asesor de Mola. Comentaron que todavía hay situaciones muy hirientes.