Raimundo Fitero
Soberanía
No le des más vuelta, la soberanía, la de verdad, la auténtica, la utilizable, la tiene el soberano. Los demás somos súbditos, plebeyos, contribuyentes y nuestra capacidad de decisión es una concesión graciosa, pero no protestemos porque es bastante amplia: podemos decidir quién lleva los asuntos de la escalera, los asuntos de la limpieza en nuestras poblaciones, y un poco quien usa los coches oficiales para inaugurar las obras públicas que reparten unas supuestas comisiones. La soberanía, lo han dejado dicho solemnemente, no le pertenece al pueblo vasco. Y sus instituciones son representación de las españolas y sujetas a sus decisiones. Bueno, si admites ser pueblo español, entonces sí parece ser que tienes algunos derechos reconocidos. Por lo tanto, y sin lugar a dudas, para la historia contemporánea se trata de un simple adjetivo y no se puede cuestionar. Porque la monarquía es divina y reestablecida por Franco. Inamovible. A partir de ahora que cada cual remiendo sus descosidos.
Ibarretxe busca fecha para sus representaciones tragicómicas y sobreactuadas mientras la que puede ser vicepresidenta de EE.UU. acaba de asegurar que como Rusia mueva más tanques para pasearse por países cuya soberanía está protegida por los intereses económicos americanos, le va a declarar la guerra. La señora Sarah Pallin no es que sea una ultra reaccionaria en el ámbito de las libertades personales, sino que es una ignorante global, una preponte cuyas gafas no le deja ver lo que hay al final del rifle y un peligro mundial. Tampoco se asusten, los que tenemos unos cuantos quinquenios mirando a la tele desde que era en blanco y negro sabemos que los que tienen misiles nucleares se enfadan mucho, hace muchas muecas y aspavientos, montan pollos mediáticos, amenazas, especialmente en tiempos electorales, pero no se agreden, porque una guerra entre rusos y americanos serían un desastre total, y no hay escudos que protejan lo suficiente como emprender aventuras de esta índole. Así que como todo siga así entraremos en recesión económica salvaje y una nueva guerra fría, esta vez con la tecnología punta tocando los protones. Y los chinos mirando.