Jacob Zuma, líder del gobernante Congreso Nacional Africano (ANC) y favorito para ser elegido presidente de Sudáfrica, podrá presentarse sin problemas a las elecciones presidenciales de 2009 después de que ayer el Tribunal Superior de Pietermaritzburg declarara inválidos los dieciséis cargos en su contra, algunos por corrupción, y anulara el correspondiente juicio. «Es una victoria», gritó Zuma ante miles de seguidores tras entonar un canto guerrero zulú.

Zuma fue acusado en 2006, por segunda vez, de «corrupción, fraude, blanqueo de dinero y chantaje». El ANC ha sostenido que «los derechos de Zuma han sido violados repetidamente por instituciones del Estado durante la investigación y en el periodo de acusación».

Sus abogados presentaron un recurso en el que alegaban que no fue informado formalmente de las acusaciones por parte de la Fiscalía, por lo que el proceso no era legal.

«Víctima de conspiraciones»

Según el juez Chris Nicholson, quien insistió en que no juzgaba la inocencia o culpabilidad de Zuma sino la pertenencia legal del caso, el presidente del ANC podía haber sido «víctima de conspiraciones políticas» para alejarlo del poder. A su juicio, la Fiscalía nacional sudafricana «debería haber escuchado a la representación (legal) del acusado» y haber retirado los cargos.

Desde la apertura del proceso en 1999, Zuma ha recibido el apoyo de la dirección de su partido, los sindicatos y el Partido Comunista de Sudáfrica.

Le acusaron de recibir sobornos de una empresa francesa por una multimillonaria compra de armas. Él siempre ha sostenido su inocencia.

Sus partidarios han acusado al presidente sudafricano, Thabo Mbeki, del ANC, de ser responsable de los ataques contra Zuma, en el marco de la estrategia política de los partidarios de la moderada línea económica del actual Gobierno, que temen que una izquierda más radical ahuyente a los inversores.

Mbeki, que le tenía como vicepresidente, lo destituyó en 2005, después de que su asesor financiero fuera condenado a 15 años de cárcel por solicitar sobornos, supuestamente en su nombre.

No es ésta la primera vez que se desestiman los cargos en su contra por defecto de forma. En setiembre de 2006, otro tribunal los rechazó por el mismo motivo, aunque dejó abierta la puerta a que fueran formulados de nuevo, lo que la Fiscalía hizo en diciembre de 2007. La decisión de ayer cierra el caso.

No obstante, el líder del ANC deberá seguir trabajando por mejorar su imagen, perjudicada tanto en el extranjero como en su país por los reiterados disgustos judiciales.