La Tate londinense dedica una retrospectiva al pintor existencialista Francis Bacon
La Tate Britain de Londres expone hasta fin de año una retrospectiva de Francis Bacon, considerado uno de los pintores británicos más importantes del siglo XX.
GARA | LONDRES
El museo Tate Britain dedica una retrospectiva a Francis Bacon (1909-1992), un artista cuya desoladora visión de la condición humana, unida a su descarnado tratamiento de la homosexualidad masculina, despertó en su día fascinación y repulsa, pero cuya obra no ha dejado de ganar importancia con el tiempo.
Esta exposición, que podrá visitarse hasta el 4 de enero, comprende alrededor de setenta obras que cubren casi medio siglo de creación.
Nacido en Dublín de padres ingleses, Bacon trabajó como diseñador de interiores antes de comenzar a pintar hacia el año 1928. Su auténtica irrupción en el mundo del arte contemporáneo no se produjo hasta 1945, cuando su tríptico "Tres Estudios para Figuras en la base de una Crucifixión", pintado un año antes, causó un enorme impacto en los visitantes de la galería Lefebvre, de París, donde se expuso por primera vez al público.
En ese tríptico refleja algunas de las constantes de su obra: el aislamiento de la figura, la violencia sadomasoquista, la náusea, la fascinación por la carne, elementos todos que hacen de Bacon el pintor existencialista por excelencia.
Totalmente autodidacta, pero fascinado por los momentos fuertes de la historia del arte, y en especial por la pintura de Massaccio, Velázquez, Goya, Rembrandt, Van Gogh o Picasso, Bacon no dudó en apropiarse de imágenes ajenas y manipularlas para sus propias creaciones.
La exposición de la Tate incluye algunos de sus trípticos más enigmáticos, como los inspirados por poemas de T.S. Eliot o la Orestíada de Esquilo, con sus cuerpos desnudos, miembros descoyuntados y sus misteriosos rastros de sangre..