Usted compraría una tarta especial para celebrar un cumpleaños redondo de ETB? ¿La regalaría? ¿Se la comería? Pues en algunas pastelerías catalanas han lanzado la «tarta 25 anys de TV3». Coincidió con la Diada del 11-S, hubo una fiesta conmemorativa emitida en directo por donde pasaron personajes televisivos crecidos al amparo de la cadena pública catalana y que hoy son figuras en generalistas privadas o públicas estatales, y entre los análisis más sensatos que he podido leer y/o escuchar hay una coincidencia en señalar que esta cadena se ha ido haciendo con una buena clientela a base de seriales propios y de fútbol, que traducido al lenguaje catalán significa Barça.

Los espacios informativos también tienen una buena aceptación para esta cadena, pero siempre que nos fijamos en lo que segrega la programación, o sea, los números que ayudan a que los números contables funcionen a base de publicidad, reducimos el plano a lo que es entretenimiento y lo que atrapa emocionalmente a las audiencias en cantidad, porque esto de la calidad no es posible calibrar por los simples porcentajes, aunque los analistas del santo Sofres sí dan datos de los estratos socio-económicos a los que pertenecemos los televidentes.

Queda claro que en TV3 se hace televisión en catalán. No hay dudas. Otra cosa es que se escuche a castellano parlantes en los platós, pero las dos cadenas son en catalán. Pero lo del fútbol es algo que siendo incuestionable en cuanto a su incidencia, me gustaría saber en términos absolutos, cuánto dinero supone mantenerse en ese punto de identificación tan espectacular entre ente público y club privado que mantienen en estos momentos y que sea cual sea la circunstancia los que reciben la señal de TV3 tienen siempre imágenes del partido del equipo emblema.

Algo está pasando porque los rumores son muy sonoros ya, y parece ser que la reiniciada guerra del fútbol, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que tantas sinergias tiene con algunos directivos de club de fútbol, y la crisis general económica, puede llevar a clubes y a algunas entidades televisivas a un peligroso punto de no retorno. ¿De qué será esa tarta?