El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, dijo ayer lo que la mayor parte de responsables de la UE piensan en voz baja: el Tratado de Lisboa, rechazado por los irlandeses en junio no podrá entrar en vigor nunca antes del año 2010.

La UE espera desatascar la crisis forzando a los irlandeses a votar por segunda vez, como hizo con el Tratado de Niza. El problema es que 2009 es un año caliente con elecciones al Parlamento de Estrasburgo en junio y remodelación de la Comisión en diciembre.

Ambos eventos sufrirían modificaciones en caso de que sea de aplicación el Tratado de Niza, que obliga a reducir la cifra de eurodiputados y de comisarios -su número sería entonces inferior al de estados miembros-. ¿Y qué Estado aceptaría sacrificarse?.