Vuelta 2008
Weylandt reivindica a los grandes lanzadores de Quick Step
El pelotón voló en dirección Valladolid en una etapa en la que el viento lateral provocó varios abanicos. Pedro Horrillo estuvo en la escapada del día y Fernández de Larrea se quedó cerca de la victoria
Arnaitz GORRITI | BILBO
El ciclista flamenco de Quick Step Wouter Weylandt se estrenó en la Vuelta 2008 al imponerse en la llegada masiva de la decimoséptima etapa, disputada entre Zamora y Valladolid, de 148 kilómetros. Su gran final, fruto de la ausencia de Boonen -que debió realizar un esfuerzo ímprobo para llegar al pelotón después de quedarse cortado a pocos kilómetros de la meta-, reivindicó a los grandes lanzadores de Quick Step que, por una vez, vieron cómo uno de los «subalternos» ejercía el papel de estrella.
Uno de los que más lamentó la victoria de Weylandt fue el alavés de Euskaltel Euskadi Koldo Fernández de Larrea. El gasteiztarra llegó a la última recta bien colocado, fruto del enorme trabajo de sus compañeros del conjunto naranja. Además, pese a ubicarse cerca de las vallas, Fernández de Larrea se encontró el camino expedito para poder esprintar a gusto. No obstante, no halló en ningún momento el golpe de pedal necesario para imponerse y vio, impotente, cómo hubo hasta tres rivales que llegaban a la línea de meta por delante.
«Arranqué a falta de 200 metros, pero no tuve piernas. De lo contrario hubiera ganado con facilidad. Ha sido una pena», confesó el gasteiztarra, compungido.
Ritmo y viento
A diferencia de la etapa del martes, los corredores volaron ayer en la llanura castellana. Después de la «jornada festiva» con final en Zamora, el pelotón volvió a tomarse en serio la competición. No había puertos de salida, ni emboscadas al final, sólo el páramo, campos y un sol de justicia. El único peligro, la posible aparición del viento que pudiera a ocasionar abanicos.
Pronto se marcharon a buscar su día de gloria dos aventureros: el ermuarra Pedro Horrillo (Rabobank) -el filósofo del pelotón, muy hábil con la pluma-, y el cordobés José Ruiz, del Andalucía Cajasur.
La escapada estaba condenada de antemano, pero los dos valientes se lanzaron al horizonte. En la primera hora se cubrieron 46 kilómetros, en la segunda 44; es decir, que a ese ritmo el guión del sprint estaba escrito. La máxima diferencia del dúo aventurero llegó a los 8 minutos y 26 segundos.
Pese a la ventaja, Horrillo y Ruiz siempre estuvieron bajo control del grupo, pero por si fuera poco, el viento de costado se presentó en las inmensas llanuras vallisoletanas en los últimos 20 kilómetros. Así, con el nerviosismo a flor de piel en el pelotón, el dúo vio cómo la aventura tocaba a su fin.
Después del reagrupamiento, el viento, y la inestimable colaboración de Astana, formaron algunos abanicos. Éstos produjeron cortes en la zona de Wamba, con repechos incómodos. El pelotón, con una inercia importante, y más viendo que Valladolid ya estaba cerca, atrapó fuera de juego a más de uno, como al doble vencedor de etapa en esta Vuelta Tom Boonen, incluso a un veterano curtido en mil batallas como Eric Zabel, aunque en descargo de éste último hay que añadir que sufrió un pinchazo. El conjunto Cofidis fue sorprendido por el abanico casi en su totalidad.
Boonen tuvo que sudar de lo lindo para poder enlazar con el primer grupo, que ya enfilaba las calles pucelanas. A falta de favoritos, los outsiders veían su ocasión, calva como nunca.
Liquigas trató sin éxito de imponer su tren, Euskaltel metió tres corredores en el negociado del sprint, pero si hay un equipo a día de hoy preparado para las maniobras de alta velocidad, ése es el Quick Step de Tom Boonen. Aunque faltara el jefe, su sustituto estaba cerca.
En la última recta, Wouter Weylandt apareció en medio de la vorágine, aguantó desde lejos y cruzó la raya en vencedor por escasos centímetros, los justos para cambiar su suerte.
«Entre lesiones y caídas llevo un año de mierda», se desahogó el corredor flamenco, que también sufrió el atropello de un coche en Benidorm poco antes de comenzar la Vuelta. No todo iban a ser desgracias. Weylandt ya ve la vida de otro color.
Para la jornada de hoy la Vuelta disputa su decimoctava etapa, entre Valladolid y Las Rozas. Se trata de otra etapa corta, con un recorrido de 167 kilómetros y una única dificultad: el Alto de los Leones, de tercera. ¿Otro sprint para Quick Step?
El italiano Stefano Garzelli (Acqua&Sapone) se impuso en el Gran Premio de Valonia disputado ayer y que finalizaba en la localidad belga de Namur. El ganador del Giro de 2000 batió al sprint a Giovanni Visconti y Jerome Pineau, segundo y tercero respectivamente.
La cuarta etapa de la Vuelta a Polonia, disputada ayer entre Bielsk Podlaski y Lublin, quedó suspendida por un plante de los ciclistas cuando, a pocos kilómetros de la meta, los corredores se negaron a seguir por la peligrosidad del trazado, mojado por la lluvia. Allan Davis sigue líder.
Carlos Sastre, ganador de la edición 2008 del Tour, oficializaba ayer en Valladolid, al término de la decimoséptima etapa de la Vuelta, su renuncia a participar en el Mundial de Varese. El ciclista de Leganés alegaba «cansancio psicológico» para tomar esa decisión.