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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

Nada

La falta de libertad que respiramos lleva camino de generalizarse por la pasividad lograda. Intuyo que se han puesto las bases para el control de la ciudadanía hasta extremos asfixiantes

La calidad de la libertad es inversamente proporcional a la represión que se ejerce; es decir, la calidad del supuesto Estado democrático español y de las leyes que lo sustentan es tan dudosa como la infinidad de actuaciones «efectivas» que se impulsan para mantenerla. Por si no ha quedado claro, dudo mucho de la transición que no he conocido, de la supuesta participación ciudadana, de la libertad de expresión e ideológica, amén de un montón de actuaciones que nos equiparan con esos estados donde uno manda y el resto calla.

Claro que lo sutil se impone, y lo que en otra época habrían sido actos de la dictadura imperante, hoy se silencia o aplaude, todo depende con qué tono se diga o quién lo haga, se acepta y punto.

Vivimos en la opulencia de la democracia y de los talantes, gestos modositos, estamos ante políticos represores, con label de pureza e inmaculado pasado, poco o nada queda unido a los cuarenta años de brazos en alto y tres de guerra sangrienta. Se ha trabajado muy bien para que desaparezca el recuerdo. Son muchos años repitiendo las mismas frases y mucho dinero público y personas interesadas en que nos enseñen a aceptar cualquier desmán.

Lo mínimo son burradas o salvajadas como ilegalizar ideas o llenar las cárceles y no dar soluciones. Ya se encargarán más adelante de que les votemos y de garantizar ésas u otras actuaciones que ni quiero citar, tienen todos los medios a su alcance.

Porque si algo queda claro es que estos políticos en este momento sólo pretenden seguir con la misma situación y aburrirnos con tanto golpe, nada de solucionar el conflicto que tienen con nuestra cultura, nuestra tierra y nuestro futuro inmediato. Todo cuanto tocan lo destruyen o prostituyen. Personalmente creo que sobran. Pero para cuando sepamos que no es lógico marearnos tanto y dirigirnos como a una manada de borregos, tal vez sea demasiado tarde.

La falta de libertad que respiramos lleva camino de generalizarse por la pasividad lograda. Intuyo que se han puesto las bases para el control de la ciudadanía hasta extremos asfixiantes. Euskal Herria, como recién he leído en este medio y lo comparto, se está transformando en el banco de pruebas de un funcionamiento que nos debe asustar. Repito, es cuestión de tiempo que sólo los aceptemos a ellos y lo que ellos mandan. Entonces ¿en qué nos diferenciaremos de los regímenes totalitarios?

También están quienes jalean y aplauden actos como el del domingo en Donostia, donde el número de policías dispuestos a actuar contra un derecho ciudadano era desproporcionado, si bien ya habitual, y una muestra de hasta dónde se quiere llegar. Por cierto, ¿cuánto nos sale económicamente tanto policía por metro cuadrado? Porque el chiste radica en que lo mantenemos todos, hasta los golpeados.

Pero hay un montón de personas fuera de la sumisión oficialista, y deberemos aunar fuerzas para dar cara al envite de estas nuevas actuaciones e ideas que se imponen y no aportan nada. Habrá que comenzar a perder el miedo y respirar, libres y con razones. Todos sabemos que con la actual dinámica no hay futuro, no hay nada, nada bueno, sólo satisface a los habituados a aplaudirse ante el espejo.

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