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Reacciones: tras el ataque al movimiento pro-amnistía

Tristeza entre los que hallaron apoyo en los «ilegales»

La persecución al movimiento pro-amnistía afecta de modo directo a personas que están presas, que han denunciado torturas o que han sufrido la violencia  policial o parapolicial. GARA recogió tres testimonios significativos horas después de los encarcelamientos.

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ANDONI TXASKO
Víctima del 3 de marzo de 1976

«El español es un Estado que no va contra las personas, sino contra sus ideas»
Además de ser víctima directa de la represión ejecutada bajo el mando del ex ministro franquista Manuel Fraga contra los trabajadores de Gasteiz el 3 de marzo de 1976, después de más de dos décadas Txasko ha sido nuevamente víctima de la represión policial a manos de la Ertzaintza. Entre medio, fue testigo en este juicio contra el movimiento pro-amnistía. «Cuando nos propusieron ir a la Audiencia Nacional para mostrar cómo había colaborado Gestoras pro-Amnistía con la Asociación 3 de Marzo no tuvimos ninguna pega. Y menos todavía cuando ellos renunciaron a una defensa tradicional y utilizaron los turnos para denunciar todo tipo de represión y conculcación. Gustosamente estuve allí y lo único que dije fue qué es la Asociación 3 de Marzo, la represión que sufrió la clase trabajadora de Gasteiz en 1976 y cómo desde aquel momento todo el movimiento pro-amnistía había estado colaborando activamente con la asociación para buscar la verdad, para denunciar la mentira instalada sobre los hechos y para conseguir la depuración de responsabilidades de aquella masacre».

Tras la sentencia de anteayer, Txasko afirma que «ya se sabía desde un principio que la decisión de condenarles estaba tomada de antemano y por eso ellos renunciaron a hacer una defensa». Pero no por ello deja de parecerle «vergonzosa» esta actitud por parte del Estado español «contra cualquier movimiento o grupo que luche por la identidad de un pueblo, por su libertad, y por los derechos de unos presos que están luchando por unas ideas».

Tilda, además, de «bochornoso» que a los vascos se les «trate de esta forma, condenándoles, encarcelándoles y ilegalizándoles. Es un estado que no va contra las personas, sino contra las ideas y contra cualquier forma de lucha que reivindique los derechos de este pueblo».

BELÉN AGUILAR
Madre de un preso político vasco

«Para mí, son las personas más solidarias que conozco; les he tenido ahí siempre, ayudándome»
El 5 de octubre de 1979, el Batallón Vasco Español segó la vida del refugiado vasco Justo Elizaran en Baiona. Belén Aguilar, su compañera, recibió desde el primer momento el respaldo del movimiento pro-amnistía. Y también ahora, cuando cuenta con un hijo preso en el Estado español. «Para mí son las personas más solidarias que conozco. Son los que nos ayudan a los familiares de los presos; están ahí en todo momento para cualquier cosa. Y por eso fui a Madrid, porque creo que nadie debe ser juzgado por el hecho de ser una persona solidaria. Ahora, con la sentencia, no tengo palabras para pensar que a una persona le puedan echar 8 ó 10 años de cárcel sin haber hecho absolutamente nada malo, salvo ayudar al que lo necesita».
«Está más que visto que en el Estado español no hay justicia para los vascos y hacen lo que les da la gana. La Justicia no existe; si de verdad la hubiera, no tendrían que ir a la cárcel», añade.

«Yo, por lo menos, les he tenido ahí siempre, les he tenido en los momentos más duros de mi vida ayudándome y apoyándome en todo momento, a veces más que los propios familiares. Para mí es muy triste. No tengo palabras, pero aquí nadie hace nada», lamenta.

Susana ATXAERANDIO
Torturada

«Estoy muy dolida, ¿ni siquiera se puede decir que aquí hay represión?»
La gasteiztarra Susana Atxaerandio acudió a declarar al juicio contra el movimiento pro-amnistía tras la exigencia de la Fiscalía y la AVT. Curiosamente, las mismas instancias que pasaron por alto su denuncia de torturas se interesaban por otros detalles de su declaración policial. Así las cosas, Atxaerandio recordó en la Casa de Campo de Madrid que esa declaración la realizó bajo torturas e invitó a la Fiscalía y a los magistrados a que leyesen su testimonio, «porque ninguna persona mentalmente sana puede inven- tarse un relato así».

Explicó además que el movimiento pro-amnistía le ha ayudado a conocer de cerca la situación que se vive en Euskal Herria... y en los calabozos. «Cuando me llevó la Guardia Civil, ya sabía qué cinco días me esperaban», indica, pero precisa que a quien más ha ayudado este movimiento ha sido quizás a sus padres.

La gasteiztarra subraya que ellos se sintieron arropados. «Cuando me detuvieron, mis padres acudieron a otras personas, algunos políticos nacionalistas con los que les unía una relación de amistad, y que, sin embargo,   les dieron la espalda». Por contra, recuerda que «la gente que trabajaba en esos momentos en Gasteiz, gente que ayer estaba sentada en Madrid y que ha sido condenada, les ofreció el apoyo, el cariño y la compañía que necesitaban en ese momento, además de la orientación necesaria».

Tras la sentencia afirma sentirse «muy dolida». «¿Alguien con dos dedos de frente puede creerse esto? ¿Cómo se puede condenar a alguien así? ¿Es que ni siquiera se puede decir que aquí hay represión?».
Oihana LLORENTE- Gari MUJIKA

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