El Museo Judío berlinés sigue la pista al arte robado por los nazis
Empezando por su expoliación por los nazis en la Segunda Guerra Mundial hasta su restitución, a veces controvertida, el Museo Judío de Berlín retrata por primera vez en una exposición la compleja historia de millares de obras de arte que han pertenecido a judíos.
GARA | BERLIN
A través de quince casos concretos -cuadros, esculturas o colecciones emblemáticas-, la muestra titulada «Pillaje y restitución, los bienes culturales surgidos de colecciones judías desde 1933 hasta nuestros días» pone en evidencia la política de pillaje sistemático llevado a cabo por el régimen hitleriano, e intenta contar el destino de estas obras después de 1945.
A través de numerosos documentos y fotos de época, la exposición pone énfasis en las víctimas y en quienes se aprovecharon de este robo legal, pero también se interesa por los esfuerzos realizados por los aliados tras el fin de la guerra para censar los bienes robados y luego para restituirlos a sus propietarios o herederos. Entre las piezas claves de la exposición está «Muchacho delante de dos chicas de pie y una sentada», una tela del pintor expresionista alemán Otto Mueller. Confiscada en 1935 por el Gestapo durante una subasta organizada por la familia del coleccionista judío-alemán Ismar Littmann, fue expuesta dos años más tarde a Munich y tildada de obra «degenerada» para luego ser vendida. Los herederos de Ismar Littmann lograron a finales de 1990 hacer valer sus derechos y obtuvieron una indemnización por este cuadro, que había sido comprado de buena fe por una fundación que lo exponía en un pequeño museo alemán.
«Abordamos aquí cuestiones de mucha carga emocional, temas que pueden ser muy conflictivos», admite el director del Museo Judío de Berlín, el americano-alemán W. Michael Blumenthal. «No obstante, nuestro fin no era tomar partido. Quisimos basarnos en los hechos, intentar presentar con objetividad la Historia», añade Sr. Blumenthal, que destaca que se ha hecho un trabajo «pionero, que jamás había sido realizado antes en una exposición».
De hecho, resulta prácticamente imposible cifrar cuántas obras de arte podrían ser reclamadas en un futuro por haber sido robadas durante la guerra, como explica Inka Bertz, una de los comisarios de la exposición berlinesa. El hecho es que, estos últimos años, los litigios jurídicos se han multiplicado por todo el mundo. En 2006, una tela del pintor expresionista alemán Ernst Ludwig Kirchner, que durante años había sido la «joya» de un pequeño museo berlinés, finalmente fue restituida a los herederos de su antiguo propietario judío. Lo consiguieron a cambio de 38 millones de dólares en una subasta en Nueva York.