La crisis financiera sigue apuntalando al candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, según un último sondeo que le otorga un 51% de intención de voto, frente al 46% para su rival republicano, John McCain.

Según este sondeo, realizado por CNN/Opinion Researc Corporation, un estadounidense de cada dos imputa la tormenta financiera a los republicanos, en el poder en los últimos ocho años en Washington.

La distancia de cinco puntos a favor del senador negro por Illinois contrasta con el anterior estudio electoral realizado por el mismo gabinete demoscópico, y que otorgaba un empate con el 48% de los votos.

El último sondeo muestra igualmente que los electores preguntados sobre quién sería el más capacitado para gestionar la dificilísima situación económica prefieren a Obama con una diferencia de diez puntos.

El candidato demócrata ha progresado en el seno de un electorado percibido en su día como la base del campo republicano: los varones y las personas de edad. «La economía ha sido siempre considerada como el Talón de Aquiles de McCain, y el sondeo de CNN sitúa el avance de Obama desde mediados de la semana pasada -justo en el momento en el que la crisis financiera comenzó a llevar la zozobra a los hogares de muchos estadounidenses-», señaló el responsable del estudio Keating Holland.

La encuesta sugiere asimismo que Obama habría logrado reapropiarse del mensaje de cambio, su eslogan de campaña en los últimos dos años, y arrebatado por su rival republicano tras la presentación de su candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin, en la convención republicana. El mismo sondeo da a Obama 14 puntos sobre McCain en la percepción del electorado sobre quién de los dos puede aportar el cambio a la Casa Blanca.

Cambio sobre la marcha

El estallido de la crisis financiera y el paquete de medidas sin parangón propuesto por la Administración Bush ha pillado con el pie cambiado a McCain, quien hace poco insistía en negar la grave crisis.

Ahora la reconoce, aunque ello no le impide sentirse incómodo ante una propuesta keynesiana -la de insuflar un billón largo de dólares para cubrir los agujeros negros financieros- alejada del credo neoliberal seguido a pies juntillas por EEUU en los últimos años y que defendió una desregularización total de los mercados financieros que está en el origen de la crisis.

Más allá de contradicciones ideológicas y absurdos -McCain insiste en prometer que bajará los impuestos-, lo que resulta verdaderamente difícil para quien aspira a suceder a Bush es cómo justificar ante el electorado estadounidense una operación de rescate elitista de semejantes proporciones.

Todo apunta a que Obama está mejor preparado para aprovechar la ola de malestar que se adivina creciente entre la población del país. En esta línea se inscribe su llamamiento a proteger a las clases media y trabajadora tanto como a los grandes lobbies financieros. Todo ello a la espera del primer duelo televisado del viernes.