Refuerzo considerable de la derecha populista en Noruega
GARA |
A un año de celebrarse las elecciones legislativas en Noruega, la derecha se presenta por primera vez en su historia con grandes opciones de ganar. El Partido del Progreso (FRP) ha capitalizado el descontento de los noruegos.
«Nuestro objetivo no es destruir el país. Lo que queremos es reducir la influencia del Estado sobre la sociedad y la economía», afirma el presidente de esta formación, Siv Jensen, de 39 años.
El FRP ha centrado su campaña en denunciar la carestía del alcohol y los combustibles, los elevados impuestos y un Estado benefactor que califica de «incompleto».
A cambio, promete bajar la fiscalidad aumentando al mismo tiempo el gasto social y las inversiones en infraestructuras.
Para equilibrar un presupuesto casi deficitario, el Gobierno puede utilizar un 4% del valor total del fondo petrolífero». Jensen quiere derogar esta normativa, muy alabada porque descarta los riesgos de recalentamiento. «Es una norma estática que no tiene en cuenta los ciclos de la economía noruega», alega.
«Es una paradoja ver, por una parte, la fortuna considerable de la que se dispone y, por otra, las viejas iglesias y los edificios públicos que se dilapidan», añade. En materia social, aboga por una política ultrarrestrictiva en inmigración.
Según las encuestas, el partido cuenta con un tercio de la intención de voto, lo que le otorga una considerable ventaja con respecto al gobernante Partido Laborista. Su repunte se enmarca dentro de la subida general de la derecha en Escandinavia.
Para llegar al poder tras las elecciones del 14 de setiembre de 2009, el FRP quiere aliarse con los conservadores, abiertos a esta posibilidad.
«El FRP se beneficia de la prensa popular. Aquí los tabloides no publican fotos de chicas en bikini en sus primeras, sino errores médicos o el acoso en las aulas», consideró el analista Frank Aarebrot, politólogo de la Universidad de Bergen.