Atxaga da un giro de 180 grados en su nueva novela, próxima al humor absurdo
GARA | MADRID
Bernardo Atxaga acaba de pasar diez meses en Estados Unidos, en Nevada, y allí ha encontrado la tranquilidad necesaria para terminar su nueva novela, «Siete casas en Francia», una obra que refleja el lado monstruoso del ser humano, pero escrita «en tono cómico y grotesco».
«Esta novela no tiene nada que ver con lo que he escrito hasta ahora en prosa, ni con `Obaba'», ese territorio imaginario que durante años le ha servido para novelar el pasado y el presente de Euskal Herria, afirma Atxaga en una entrevista con Efe, en la que habla de su nuevo libro y de «la experiencia impresionante» que le ha supuesto su estancia en «el lejano Oeste». Acompañado por su familia, se fue hace un año a Estados Unidos, gracias a la beca William Douglass que da la Universidad de Reno. Su «única obligación» era seguir escribiendo lo que ya tenía entre manos, y así lo hacía cada día en «un pequeño despacho, sin ventanas, dentro de la biblioteca». En Nevada pudo comprobar la diferencia que hay entre la realidad y «la imagen que todos tenemos de esa parte del mundo, de los vaqueros y de los indios», añade Atxaga (Asteasu, 1951). Los vaqueros «han evolucionado hacia una forma de camp, y mucha gente vive en ese registro», comenta Atxaga, que en estos meses ha podido «hablar con navajos y apaches» y con «los vascos que hay por allá», dado que es una zona a la que emigraron muchos paisanos suyos.
La novela, que espera terminar dentro de un mes, la publicará Alfaguara la próxima primavera. Lleva por subtítulo «Historia de amor de Crisostome», y está ambientada en el Congo, en los primeros años del XX, cuando esa parte de África era propiedad privada de Leopoldo II, rey de los belgas. Está protagonizada por soldados belgas, uno de los cuales es «recibe constantemente cartas de su familia para que siga quedándose en África, ganando el dinero que necesitan para comprarse su séptima casa».