GARA > Idatzia > Kultura > Zinema

«Un tiro en la cabeza», una visión estéticamente radical del conflicto

Con una propuesta estética arriesgada e incómoda, Rosales dice querer mostrar con humildad y desde una óptica personal y experimental un episodio concreto del conflicto vasco, la vida cotidiana de un militante de ETA y la muerte de dos guardias civiles en Capbreton. La polémica y difícil cinta de un director que, «como artista no pretende dar soluciones», se presenta con diálogos ininteligibles e intérpretes no profesionales.

p043_f01_204x116.jpg

Anartz BILBAO | DONOSTIA

«El propósito de un filme reside, por otra parte, más en la presentación del problema que en su solución». Con esas palabras de Orson Welles, incluidas al principio del dossier de prensa de «Tiro en la cabeza», Jaime Rosales quiere quizás resumir, en boca del genial realizador, su propósito con esta experimental y estéticamente radical película, polémica en su contenido, que fue estrenada ayer en la sección oficial del Zinemaldia, bajo una gran expectación y reacciones de todo tipo, desde aplausos hasta pitos y pataleos, pasando por bastantes deserciones.

Rodada desde una distancia lejana, sin diálogos (los intérpretes hablan, pero el espectador no los oye. La única palabra que se escucha claramente es «txakurrak», con los disparos), gran parte de la cinta muestra, casi sin acción, los hechos de la vida cotidiana de Ion, un militante de ETA (con sus amigos, su familia, su pareja...). Todo ello conduce a tratar de recrear un suceso real: la muerte de dos guardias civiles, en un enfrentamiento con tres miembros de la organización armada, el 1 de diciembre de 2007 en Capbreton (Estado francés).

Jaime Rosales, premiado con el Goya al mejor director y mejor película en 2007 por «La soledad», escribió el guión en una semana y ya estaba rodando un mes más tarde. La finalizó tres meses después, llevado por «una sensación de urgencia». Grabada, según sus palabras, «a la manera de trabajar empleada en los documentales de animales», con un equipo técnico de nueve personas, tenía que encontrar «la manera de pasar inadvertidos mientras grabábamos» para conseguir «un tipo de percepción sobre la realidad muy distinta a la que estamos acostumbrados en el cine», con la intención de que «al espectador le resulte una película estimulante». Para ello ha contado con intérpretes no profesionales, destacando en el papel principal Ion Arretxe, que debuta en la interpretación con este trabajo tras haber sido director artístico de películas como «Éxtasis» o la propia «La Soledad». Ayer, en rueda de prensa, el errenteritarra dijo tener «fé en Rosales», y se decidió a protagonizar el filme en cuanto el director se lo propuso, porque «de no ser así, se lo hubiera propuesto yo».

El director, cuestionado por la radical propuesta visual, incidió en que «el lenguaje del cine tiene que evolucionar con nuevas formas, no necesariamente fáciles y a veces hasta incómodas», como es el caso, y reconoció que, «si el público no sale satisfecho, algo he hecho mal; pero si soy complaciente, también», y explicó que cree «vivir en una sociedad tremendamente politizada», aunque la realidad cotidiana de los ciudadanos «sea mucho más moderada». Responsable de una película que dará que hablar, remarcó la necesidad de «buscar, aunque sea difícil, similitudes en el prójimo», con el fin de que «pueda aportar algo a nuestra visión». Realizada con «ingenuidad» y consciente de «poder herir», la cinta «no pretende dar soluciones» según su responsable, y muestra su «profundo deseo de acabar con el sufrimiento».

En la esperanza de que la película sea útil, Rosales reconoció «no controlar el impacto que pueda tener» y la encuadró a caballo entre la estructura del cine clásico y el arte moderno», como si se tratara de una instalación de arte.

ION ARRETXE

Nacido en Errenteria, Ion Arretxe, director artístico de películas como «Éxtasis», «Todo es mentira» o «La soledad», quien en el pasado sufrió torturas de manos de la Guardia Civil, es el protagonista de la película

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo