Eduardo Renobles historiador
Llorar libertad en Euskal Herria
La decisión del Gobierno español de ilegalizar ANV, respaldada sin fisuras por el poder judicial, es analizada por el autor desde su profundo conocimiento del partido ekintzale y su larga trayectoria histórica. Renobales no encuentra justificación para el paso dado por el PSOE, y lo ubica en una lógica que sólo se explica en regímenes dictatoriales. Y aunque dice que «hoy lloramos, por la libertad, por un mundo mejor y más justo», también mantiene que para construir un modelo de convivencia no bastan sollozos y lamentaciones, y que el punto de partida habrá que buscarlo en «la implicación y la honestidad, desde el respeto y la reciprocidad», en definitiva «desde la democracia».
No por esperada, la ilegalización de ANV ha dejado ser un acontecimiento ya antes percibido, un dejà vu tristemente repetitivo que no creará sino más incertidumbres y enfrentamientos. Para mí ANV es algo más que unas siglas. Durante tres años dediqué todo mi tiempo libre a desenmarañar la revuelta madeja que representaba la acción política de la formación ekintzale. Porque no existía una biografía autorizada, ni siquiera desautorizada, una plasmación metodológica de su accionar, una bibliografía a la que acudir cuando se quisieran despejar dudas sobre lo que hicieron o no, o por qué o a causa de qué. Era un laberinto que fue encajando pieza a pieza, folio a folio hasta completar un cuadro esclarecedor.
Hablé con gentes afines a ANV, con militantes históricos, con simpatizantes, con personas que disentían de sus posiciones. Departí horas con escindidos, apartados y cabreados con ANV. Todos ellos me aportaron una visión global y heterogénea de lo que se presentó en 1930 en el Manifiesto de San Andrés.
Luego revisé cientos, miles, de escritos, documentos, proclamas, cartas para hacerme con un necesario acervo documental, de fechas y acontecimientos. Visité archivos, bibliotecas, hemerotecas, redacciones. Fotocopié reseñas, referencias, declaraciones... En todo este recorrido no hallé cosa alguna que me llamara la atención por su irregularidad, por su ausencia de moralidad, por su negación del dolor y las penalidades y pesares propios o ajenos.
Sí existían varias cosas que se iban repitiendo con insistencia machacona, especialmente dos: Euskal Herria y la defensa de las actitudes democráticas en todo el momento. Su afán de buscar el entendimiento y el diálogo multilateral, la apuesta por respetar y exigir respeto. Y un sentimiento permanente de ofrecer en la política sin esperar mucho a cambio. Decía una vez el comandante Saseta: «En estos hombres -se refería a los gudaris del Eusko Indarra- he hallado una cosa cuyo valor es más preciado que el oro: compromiso». Compromiso con una República, española, recordémoslo, que a su vez miraba con consideración a ANV.
Hace pocas fechas se recuperó el cuerpo de Saseta, enterrado en una fosa asturiana cerca del lugar en que cayó. Al lado existe un lugar conocido como Padrón de los Vascos, debido a que en su subsuelo hay una enorme fosa común donde reposan un centenar de cadáveres de soldados que cayeron luchando contra el fascismo, por la libertad, la República y Euskal Herria. Está ya documentado que el 85% de ellos son integrantes del Eusko Indarra de ANV.
¿Qué pensarán esos hombres que lo dieron todo por ideas que hoy nos hacen pasar con indiferencia ante ellas? Diálogo, respeto, democracia. ¿Qué pensarán los más de 200 caídos en la ofensiva de Legutio siguiendo órdenes del lehendakari Agirre? ¿Qué pensarán aquella docena de integrantes del Eusko Indarra que ante el fuego enemigo, la carencia de suministros y municiones, ante el frío, el barro y la falta de esperanza se rindieron y fueron fusilados de inmediato in situ? Estado de Derecho, primacía de la democracia frente al terrorismo. ¿Eran terroristas Saseta, Ordoki, Arrese, Laniella, Plazer, Joxe Azurmendi, Goitia, Orbegozo... y tantos otros?
¿Era terrorista Tomás Bilbao, Ministro de la República en el Gobierno del socialista Negrín?
Todo evoluciona, indudablemente. Y ANV también. Y las situaciones en las que se mueve la sociedad vasca. Pero yo no he hallado justificación alguna para el paso dado por el PSOE. Ilegalizar partidos, cerrar periódicos, detener a gente indiscriminadamente... son cosas que ocurren en un régimen dictatorial. Difícilmente son explicables en una democracia. Un estado de Derecho tiene instrumentos sobrados para ejercer el imperio de la ley, de la justicia, sin aplicar medidas de ese estilo. Los principios democráticos se imponen por sí mismos en cualquier sociedad madura, no son precisas medidas de fuerza de ningún tipo. Zapatero debería preguntar, si no los conoce. Tony Blair le puede dar alguna clase magistral. Y antes de volver a encarcelar a alguien, no estaría mal que decidiera llamar por teléfono a Gerry Adams. Ambos le podrían explicar cómo funciona un estado democrático con problemas de convivencia en su seno, con violencia, incluso indiscriminada. Le cederían, gratis me atrevo a afirmar, los métodos correctos para acabar con todo este tipo de disfunciones. Sin estridencias, sin ilegalizaciones, sin medidas que arrojen gasolina al fuego como único método de solución.
Hoy lloramos porque en Euskal Herria no hay, tampoco en España, ningún Blair ni ningún Gerry Adams. Porque no existe nadie suficientemente capaz, comprometido y honesto que se proponga solucionar el conflicto que atenaza a la sociedad vasca de una forma eficaz, permanente y justa. Hoy lloramos por la libertad, por un mundo mejor y más justo. Porque desde la izquierda, en cualquier lugar, sí se puede construir ese modelo de convivencia; pero no será sollozando, ni desde la lamentación. Será desde la implicación y la honestidad, desde el respeto y la reciprocidad. Será desde la democracia.
El próximo 30 de noviembre se celebrará el 78 aniversario del Manifiesto de San Andrés. En su parte final dice: «convencido de que por cauces legales podemos llegar a los resultados que apetecemos, a ellos nos atendremos confiando en el amparo que de la legalidad debemos esperar. Y conste por ello desde ahora mismo, la solemne declaración de que no seremos nosotros los primeros en abandonar el camino de la legalidad, de la que arrancamos como hecho consumado. Quien deba hacerlo, que medite sobre la responsabilidad que pueda contraer si nos lleva a una lucha fuera de esos cauces legales; lo lamentaríamos sinceramente, aunque no lo tememos ni tampoco lo rehuiremos».
Proféticas palabras que se harían realidad en 1937 debido a la decisión de Franco y en 2008 bajo la responsabilidad del PSOE. Franco y Zapatero pasarán a la Historia de la mano en este asunto de ANV. ¿Lo habrá meditado bien Zp?
Canta Fermín Balentzia: «Si llora Tafalla, llora Euskal Herria». Cantemos con él.