Tras la cena celebrada el jueves en Madrid con Mariano Rajoy y que concluyó con ningún acuerdo, Miguel Sanz confirmó ayer que las espadas siguen en alto y que la crisis no se resolverá a corto plazo. UPN sí que tendrá que tomar una primera decisión sobre los presupuestos estatales en la votación sobre la enmienda a la totalidad del PP, que se producirá en el Congreso a finales de octubre. Pero todo hace indicar que la polémica interna se prolongará hasta la votación final de diciembre.

«Todavía no sabemos lo que vamos a hacer», afirmó ayer en Iruñea Miguel Sanz, acuciado por la dimensión mediática que ha tomado esta polémica también a nivel estatal. «Estoy viendo muchas invenciones, y cuando tengamos algo que decir ya lo diremos», resaltó el máximo líder de UPN.

Sus palabras salieron al paso sobre todo de una información de la Cadena Ser en la que se aseguraba que el viernes el presidente navarro dejó claro a Rajoy que se van a abstener. Queda claro que ésta es la posición que tiene el líder de UPN a día de hoy, pero todo puede cambiar en función de dos factores: el valor o no de los dos votos de sus diputados para decantar el resultado final y la capacidad o no de Sanz para convencer al PP de que permita a UPN este gesto de autonomía política.

Sin respuesta

Tras la cena de Madrid, sí resulta evidente que ambas partes se han dado una tregua verbal y han optado por declaraciones menos tajantes y más ambiguas. Es el caso de la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que buscó un punto de consenso al indicar que tanto los diputados del PP como los de UPN colaborarán para mejorar los presupuestos estatales.

Preguntado por si compartía este criterio, Sanz dijo que «no voy a contestar ni a lo que diga Sáenz de Santamaría ni a lo que diga nadie». Cuando la crisis estalló, el líder de UPN tuvo fuertes encontronazos verbales con Javier Arenas y Jaime Ignacio del Burgo.