Al menos 52 inmigrantes somalíes murieron tras naufragar el barco con el que pretendían alcanzar las costas de Yemen. Engañados, pasaron 18 días a la deriva sin agua ni comida, según denunció la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Los servicios de rescate lograron encontrar con vida a 71 personas de edades comprendidas entre dos y cuarenta años. Los supervivientes permanecieron en el barco, que hace una semana fue interceptado por guardacostas yemeníes. 48 murieron en él, mientras que otro desapareció cuando intentaba llegar a nado a la costa para pedir ayuda. Cuatro más fallecieron en el hospital. Cada inmigrante pagó entre 70 y 200 dólares para viajar a la península Arábiga.

Según explicaron, en la barcaza, que zarpó el pasado día 3, viajaban 124 personas. A las pocas horas el motor se paró.

«La tripulación, armada con cuchillos, les dijo que viajarían hasta la ciudad somalí de Bossao en una embarcación más pequeña para recargar una batería y luego volverían. Sin embargo, jamás volvieron y dejaron a los inmigrantes a la deriva durante 18 días, sin comida ni agua», denunció el organismo de la ONU. En lo que va de año, más de 31.000 africanos han llegado a Yemen huyendo de la guerra y la pobreza en condiciones de máximo riesgo. 500 más han muerto o desaparecido durante el viaje.

Arrojados al mar

Sin ir muy lejos, el 10 de setiembre, 26 personas perdieron la vida al ser arrojadas al mar por unos traficantes que, a punta de pistola, les obligaron a saltar por la borda. Según testimonios de sobrevivientes, quienes se negaban a hacerlo eran golpeados y arrojados. A otros les mataron en el mismo barco.