Cuatro personas, tres de ellas soldados, murieron ayer en un atentado con coche bomba contra un minibús del Ejército en las inmediaciones de Trípoli, la principal ciudad del norte de Líbano. Este ataque vuelve a poner en riesgo la frágil estabilidad de Líbano y los esfuerzos para alcanzar la reconciliación.

El balance del atentado es de cuatro muertos y 30 heridos, según señaló a France Presse un responsable del Ejército libanés, que precisó que «tres de los muertos eran soldados y entre los heridos, 24 son soldados y el resto, civiles».

Según un portavoz del Ejército, la bomba, colocada bajo un vehículo estacionado en el andén de la carretera, explotó al paso de un minibús militar por la entrada sur de Trípoli, a una hora de gran tráfico. El minibús se dirigía a Beirut, a unos 80 kilómetros de Trípoli, con 24 pasajeros a bordo.

La Policía y el Ejército establecieron un cordón de seguridad en torno al lugar de la explosión, donde los expertos comenzaron a recoger pruebas.

Este atentado, que aún no ha sido reivindicado, «tiene como objetivo atacar la seguridad y la estabilidad del país, golpeando los esfuerzos de reconciliación que están en marcha», declaró un portavoz del Ejército.

Los diferentes grupos rivales iniciaron el 16 de setiembre un diálogo nacional para poner fin a los enfrentamientos y a la inestabilidad que en mayo provocaron 65 muertos y estuvieron a punto de desencadenar una guerra civil.