La dimensión política de la crisis estadounidense
Apesar de la gravedad de su discurso y la solemnidad con la que George W. Bush anunció el paquete de medidas para rescatar al sistema financiero estadounidense, a pesar del acuerdo logrado in extremis entre Obama y McCain al respecto y a pesar del liderazgo ejercido por la demócrata Nancy Pelosi a la hora llevar la propuesta a la Cámara de Representantes, esta institución rechazó por 228 votos contra 205 el plan de rescate propuesto por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y apadrinado por el propio Bush. Sorprendentemente, fueron los republicanos quieren hundieron el plan (133 votos en contra frente a 65 a favor), aunque una parte importante de la mayoría demócrata en esa cámara también dio la espalda a sus dirigentes (140 apoyaron la medida frente a 95 díscolos). Las consecuencias en los mercados bursátiles no se hicieron esperar y el Dow Jones cerraba con una caída del 6,98%, la mayor en toda su historia.
Más allá de las consecuencias económicas, entre las que cabe destacar que a estas alturas la crisis ha atravesado el Atlántico y se extiende por Europa como una mancha de aceite, manchando entidades y países por todo el continente, las consecuencias políticas de la votación de ayer están por determinar. Las primeras reacciones señalaron que la desbandada en los bloques demócrata y republicano podría afectar a la campaña electoral, especialmente a McCain. Pero las consecuencias a medio plazo son más difíciles de prever.
Ayer mismo la representante demócrata por Ohio, Marcy Kaptur, denunciaba el intento de subvertir el sistema político, subrayaba las presiones ejercidas por las direcciones de ambos partidos a sus representantes para lograr el voto favorable a la propuesta y, sobre todo, señalaba la responsabilidad de esas estructuras en la crisis: «la gente que está promoviendo esta norma son los mismos responsables de la implosión de Wall Street. Ellos fueron fraudulentos entonces; y son fraudulentos ahora». Ese fraude tendrá nuevos episodios en los próximos días. Pero cuestiones como el presupuesto militar, la transparencia financiera o la responsabilidad en la crisis estarán ahora encima de la mesa.