La misión de la UE comienza en Georgia ante los recelos de Rusia
La misión de observación de la UE comenzará a desplegarse hoy en suelo georgiano en el marco de un plan de retirada rusa. El Kremlin, que niega a la UE la entrada a los territorios de Abjasia y Osetia del Sur, ha advertido de que tampoco podrán, al menos a corto plazo, penetrar en la zona de seguridad que las tropas rusas ocupan en los alrededores de Osetia del Sur, incluida la disputada región de Ajalgori.
GARA |
Rusia marcó nuevos límites a la misión de observación que la UE desplegará a partir de hoy en territorio georgiano en virtud de acuerdo del alto el fuego que puso fin a la «Guerra de los Cinco Días» en la república surcaucásica de mediados de agosto.
El Kremlin, que considera la frontera de los territorios de Osetia del Sur y de Abjasia un Rubicón que la UE no puede cruzar, advirtió ayer de que sus 200 observadores tampoco tendrán en principio acceso a la zona tapón ocupada por los rusos en territorio georgiano cerca de la frontera oseta.
Los observadores llevarán a cabo su misión «justo hasta la frontera sur de la zona de seguridad, según el acuerdo alcanzado entre las partes», señaló un portavoz de las fuerzas militares rusas, el teniente coronel Vitali Manuchklo.
El teniente coronel precisó que el acuerdo fue alcanzado ayer entre el comandante de las fuerzas rusas en Osetia del Sur, el general Marat Kulajmetov, y representantes de la UE.
Manuchklo se limitó a señalar que habrá ulteriormente nuevas consultas sobre la misión de observadores comunitarios.
Zonas de litigio
El Gobierno de Osetia del Sur advirtió asimismo que esta misión tampoco podrá penetrar en la disputada región de Ajalgori, desmintiendo las informaciones en este sentido del Gobierno georgiano.
«Ajalgori volverá a ser una parte integrante de Osetia del Sur», afirmó el vicepresidente del Parlamento suroseta, Yuri Dzitstsoiti, quien dio a entender que los soldados rusos permanecerán en esta zona y que no serán reemplazados por observadores de la UE.
Esta región estratégica, que pasó a control de Tbilissi tras la guerra georgiano-oseta de principios de los noventa, era la parte oriental de la República Autónoma de Osetia del Sur en tiempos de la URSS.
Los osetas retomaron su control, con la ayuda de Rusia, en el conflicto armado de agosto, al igual que hicieron los abjasos con las Gargantas de Kodori. La mitad de sus 7.000 habitantes georgianos huyeron.
Solana minimiza
De visita en Tbilissi, el jefe de la diplomacia de la UE, Javier Solana, se mostró optimista respecto a la misión y minimizó las advertencias rusas recordando que el despliegue de observadores será gradual para ir permitiendo la retirada rusa.
Una parte de los 200 observadores comenzarán hoy a patrullar desde los cuatro centros regionales donde están instalados territorio georgiano adyacente a los dos territorios irredentos.
Según Tbilissi, 800 soldados rusos permanecen en ambas zonas, impidiendo la llegada de la Policía georgiana.
Abjasia celebró con un desfile militar el XV aniversario de su declaración de independencia de Georgia, el primero desde su reconocimiento oficial por Moscú. El inquilino del Kremlin, Dimitri Medvedev, envió un mensaje de felicitación.
Una persona murió y cinco resultaron heridas en un atentado kamikaze a bordo de un coche bomba contra el ministro de Interior, Musa Medoyev, que salió ileso. Ingushetia, vecina a Chechenia, es escenario de un creciente conflicto armado.
La Presidencia francesa de la UE siguió la fina línea inaugurada la víspera por la Comisión Europea al hacerse eco de las denuncias de la OSCE sobre los comicios legislativos en Bielorrusia pero al destacar, asimismo, elementos positivos en el devenir político del país, como la reciente liberación de opositores.
La UE busca con ahínco una excusa para tender la mano a Bielorrusia -mejor dicho, para desairar a Rusia-. La iniciativa cuenta con dos valedores en el seno de la Unión, Polonia y Lituania, países con lazos históricos con el país eslavo. Dirigentes de ambos países han mantenido contactos discretos con responsables bielorrusos antes de las elecciones. Ambos países planean proponer el final de las sanciones en vigor contra Bielorrusia y se apoyan para ello en la reciente supresión de las sanciones contra Cuba, «donde hay cientos de prisioneros políticos».
«Si la UE no hace ningún gesto, a Bielorrusia no le quedará otra alternativa que las relaciones con Rusia», advierte el Ministerio lituano de Exteriores.
El presidente bielorruso, Alexandre Lukashenko, insistió ayer en que espera que la UE levante todas sus sanciones, pero previno que Minsk no se comprometerá en una mejora de las relaciones con la UE en detrimento de Rusia. «Mantenemos tradicionalmente buenas relaciones con los rusos y no creo que unas malas relaciones entre Bielorrusia y Rusia fueran beneficiosas para la UE», señaló Lukashenko.
Bielorrusia no oculta sus ansias de normalizar relaciones con Bruselas. «¿De qué es culpable el pueblo bielorruso a los ojos de Europa?». preguntó.
