«Los latinoamericanos somos algo que se escribe todos los días en los barrios de fabelas de todo Latinoamérica, desde México hasta Patagonia», explicaba ayer Alberto Arvelo, director de la película «Cyrano Fernández», encargada de inaugurar el festival. El realizador del film, que versiona la historia de Cyrano de Bergerac trayéndola a nuestros días y situándola en las fabelas de Caracas, explica así su visión del «nuevo continente latino». Pero las visiones son múltiples, cada película, cada documental, nos ofrece una diferente. Los encuentros literarios y las exposiciones también dejan ver otra realidad desconocida de ese continente que se sitúa al sur del otro lado del charco.

Las diferentes realidades se reunen en el «pueblo» del festival. Este lugar lleno de magia se encuentra sobre la Gran Playa de Biarritz, en el centro neurálgico de la ciudad, y es allí donde se centra la mayor borágine cultural del certamen. El Casino Municipal ofrece en un solo edificio la oportunidad de empaparse del ambiente latino, ya que también se celebran allí los encuentros literarios, que este año contarán con la participación del gran escritor chileno Antonio Skarmenta. Los conciertos y las conferencias ponen la guinda cultural.

Entre tantas opciones, el protagonista principal sigue siendo el cine. En la gran sala del Casino se pueden ver los documentales de la Sección Oficial. En el mismo lugar también se pueden disfrutar de los «cine conciertos», una de las particularidades del encuentro biarrota. Este año se ofrecerá la película «Expedición Argentina Stoessel» que muestra los paisajes de América Latina con una música compuesta por el argentino Santiago Chotsourian e interpretada en directo por la Orquesta Baiona Costa Vasca.

Una de las grandes ventajas de los festivales de cine suele ser el poder encontrar y charlar con los realizadores y protagonistas de las películas y documentales que se han visto en la gran pantalla. El «pueblo» del festival ofrece esta posibilidad, ya que cada mediodía se llevan a cabo los encuentros con los cineastas.

No lejos de allí, en el cine Royal y en la Gare du Midi, se pueden ver las cintas de la Sección Oficial, así como las películas reunidas para el Panorama del nuevo cine uruguayo. Los documentales ganadores del galardón Unión Latina-Festival de Biarritz de los últimos diez años también tendrán su lugar. La Gare du Midi ofrece también la posibilidad de sumergirse en el ambiente latino a través de su literatura.

Nuevo cine uruguayo

El cine latinoamericano está en alza, al igual que el nuevo cine uruguayo. Después del éxito conseguido con el filme «Whisky», de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, el mercado va extendiéndose poco a poco. Aún así, la producción continúa siendo algo difícil de conseguir. «En América Latina hacer cine es una batalla, una guerra; es una pasión que se sobrepone a todas las necesidades», declaró Alberto Arvelo.

Guillermo Rocamora director uruguayo del cortometraje «Buen viaje», que compite en la Sección Oficial, explicaba así la situación del cine de su país: «Todas las películas que se hacen en Uruguay tienen una coproducción europea, es la única manera de sacar adelante un gran proyecto». Los largometrajes consiguen así su financiación, pero para los cortometrajes, como el realizado por Rocamora, no existe ningún tipo de ayuda económica. «Desarrollamos el proyecto gracias a la gente que trabaja gratis y porque te dejan la cámara y el material que ya no quiere nadie más gratis», apuntó.

«Hay una comunión tan grande que existe una gran potencialidad en el proceso. Es un proyecto de todos». Así expresaba el realizador uruguayo su agradecimiento a toda la gente que trabajó con él en el cortometraje. Rocamora, que se estrena como cineasta con este filme, forma parte de la nueva generación del cine de su país. «Me siento parte de este joven cine uruguayo, porque solo hay un cine joven. Hasta hace unos años el cine uruguayo no existía», declaró el cineasta.

Control Z, productora que ha financiado la ópera prima de Rocamora, ha sacado adelante varias obras que han conseguido salir del país. Con esas cintas se llevan a cabo varios proyectos paralelos que consiguen un mayor auge para los proyectos de este pequeño país limítrofe con la gran Argentina. Es el caso del «Paisito», la última creación de Ana Díez, que fue presentada ayer a concurso.

En el panorama dedicado a este país se podrán ver, entre otros, el primer largometraje de los directores de «Whisky», «25 Watts» y «En la puta vida», de Beatriz Flores Silva.

«Cyrano Fernández»

Todo son elogios para la última película de Alberto Arvelo. «La historia de Cyrano es una obra que ha sido versionada muchísimas veces en el cine, es la historia de amor más hermosa de todos los tiempos», dijo. A pesar de haberse versionado un número innombrable de veces, el director venezolano ha conseguido con su última obra «identificar los elementos más característicos del personaje original y adecuarlos a la realidad venezolana», según afirmó el protagonista del filme, Edgar Ramirez.

Venezuela ofrece el paisaje a esta historia que podría situarse en cualquier parte del mundo, tal y como explica el propio Arvelo. «Quería contar una historia universal en las fabelas de Caracas. Desde un aspecto social y arquitectónico este tipo de situaciones han ocurrido muchísimas veces en la historia», detalló.

Tanto en la obra original como en la película, la violencia juega un papel importante. «Trato la pasión, el amor y la violencia en su aspecto social», matizó. La gran violencia que se vive en las fabelas latinoamericanas fueron para Arvelo un decorado inmejorable para hacer su discurso contra ésta última: «Hay una no violencia en la violencia. Utilizamos las armas espirituales del arte para pasar la idea de la no violencia», una idea que se transmite a través de los planos y en los ojos del actor principal. Edgar Ramírez contaba así su experiencia como actor: «Existe una especie de baile secreto entre los personajes y los actores. Me conmueven mucho los personajes que son llevados al extremo, que tienen contradicciones».