Obama y McCain, obligados a cambiar su agenda electoral
Además de consecuencias económicas, el rechazo de la Cámara de Representantes al plan de Henry Paulson tuvo un inmediato efecto en la campaña electoral para las presidenciales de EEUU de noviembre. Ambos candidatos, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, tuvieron que modificar sus agendas para presentarse ante el electorado como líderes responsables e instar al Congreso a que apruebe las medidas de excepción.
GARA | DES MOINES
El inesperado rechazo por la Cámara de Representantes de EEUU del plan de salvación financiera tuvo un impacto inmediato sobre la campaña presidencial, forzando a los candidatos a convertirse en líderes que instaron al Congreso a encontrar un acuerdo.
Desde el hundimiento en las pasadas semanas de los grandes de las finanzas de EEUU y la propuesta del secretario del Tesoro, Henry Paulson, de desbloquear 700.000 millones de dólares (485.000 millones de euros) para ayudar al sector financiero, los dos candidatos, John McCain y Barack Obama, actuaron casi al unísono a la hora de reaccionar tras la votación de la Cámara de Representantes.
«Demócratas, republicanos, haced frente al desafío y regulad esto», proclamó el lunes Barack Obama durante un mitin electoral en Westminster (Colorado).
Obama se mostró confiado al asegurar que los miembros del Congreso «están dispuestos a trabajar sobre el plan de salvamiento». «Tengo confianza en que vamos a llegar a un acuerdo, aunque sea un poco difícil», añadió.
Ante la caída histórica de la Bolsa de Nueva York, que perdió un 6,71% el lunes, es decir, 800 puntos de golpe, Obama instó a no caer en el pánico: «Es importante que los mercados permanezcan en calma, puesto que las cosas se solucionarán en el Congreso, y tienen que saber que se va a hacer».
«En estos momentos, los dirigentes demócratas y republicanos están de acuerdo. Pero algunos miembros de los partidos todavía no lo están. Va a haber dudas, altas y bajas, antes de que se apruebe el plan», pronosticó Obama.
John McCain, el candidato republicano, abandonaba un mitin en Colombus (Ohio) cuando fue informado de la noticia del rechazo del plan.
Tras un viaje de una hora y media en avión, llegó a Des Moines (Iowa), donde compareció ante la prensa, con un tono mucho más grave que el de su rival demócrata. «Llamo al Congreso a retomar de inmediato, evidentemente, sus labores para resolver esta crisis», proclamó.
Bush, muy tocado
«Les hablo en un momento de crisis para la economía de nuestro país con desafíos que tienen un inmenso impacto sobre cada trabajador americano o propietario de pequeña empresa», declaró solemnemente.
Pero, sin duda, quien quedó más tocado por la decisión de la Cámara de Representantes fue el presidente George Bush, a quien sólo quedan cuatro meses al frente de EEUU y cuya popularidad ha caído hasta el 30%. Había apostado todo su escaso capital político a la aprobación de este plan.
Bush recurrió a menciones casi apocalípticas en su intento de que el Congreso aprobase su plan económico, pero se ha demostrado insuficiente. El presidente ha hecho declaraciones casi a diario desde que, al comienzo de la crisis hace dos semanas, los legisladores le reprocharon el no implicarse lo suficiente en un problema de vastas dimensiones.
Bush patrocinó la pasada semana una reunión entre McCain y Obama y los líderes del Congreso, pero la iniciativa que buscaba lograr un consenso en torno a la crisis concluyó en medio de duros reproches mutuos.
La votación negativa de los republicanos al plan de Bush puede explicarse porque en noviembre también se celebran elecciones legislativas y los miembros de la Cámara de Representantes no quieren enfrentarse a una decisión muy impopular para sus electores.
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz prevé un largo periodo de recesión en EEUU y predijo una victoria de Barack Obama debido al rechazo de los republicanos a la política de la Casa Blanca, según señaló en una entrevista publicada ayer en «La Stampa».
La oposición conservadora británica lanzó desde el congreso que celebra en Birmingham una vigorosa carga contra la City, el corazón financiero de Londres, a quien pidió que haga frente a su responsabilidad ante la crisis bancaria.
«Los fracasos del sistema bancario son fracasos de los banqueros», destacó el portavoz de Finanzas del Partido Conservador, George Osborne, recibiendo el aplauso de miles de miembros de la formación.
«Queremos que la City acierte. Pero si corre riesgos, tiene que pagar el precio. Serán los responsables», advirtió el ministro de Finanzas en la sombra de los tories.
«No voy a subir los impuestos a familias que ganan 20.000 libras (25.000 euros) al año para seguir pagando los beneficios a los banqueros, que ganan dos millones de libras (2,5 millones de euros)», destacó Osborne, quien criticó la nacionalización del banco Bradford & Bingley, octavo del país, por parte del Gobierno laborista.