Europa recurre al rescate estatal de los bancos
Las bolsas se hunden en medio de la tormenta financiera
Las cosas pueden emperorar en los próximos meses puesto que los efectos de la tormenta financiera no sólo han hundido a las bolsas, sino que han empezado a desatarse también sobre la economía real
Análisis | Alberto CASTRO Analista bursátil
La profundización de la crisis del mercado de crédito, las quiebras de los bancos, las dificultades para la aprobación del plan de rescate del sistema financiero en Estados Unidos y la debilidad creciente de las economías han provocado el hundimiento general de las bolsas en este mes se setiembre. Y las cosas pueden empeorar en los próximos meses puesto que los efectos de la tormenta financiera no sólo han hundido a las bolsas, sino que han empezado a desatarse también sobre la llamada economía real al afectar a la actividad de empresas y los recursos de los consumidores.
Los nueve primeros meses del año, por tanto, dejan a todos los índices mundiales muy tocados, con caídas importantes en todos ellos y con escasa visibilidad para la recuperación en el último trimestre del año. Y es que ahora, nada parece suficiente para parar la sangría: las ingentes inyecciones de liquidez por parte de los bancos centrales, el respaldo de los gobiernos para salvar a las entidades financieras en peligro y las medidas para impedir o restringir la operativa a corto no son capaces de devolver la confianza a los inversores, que están saliendo en masa hacia la renta fija, con la consiguiente caída en la rentabilidad de los bonos. Tampoco se tiene fe excesiva en la eficacia del macroplan de salvamento financiero, puesto que ha pasado a ser considerado como necesario pero no suficiente. No se cree que los 700.000 millones de dólares comprometidos por la Administración Bush para la retirada de los activos llamados «tóxicos» den la vuelta a la situación.
La crisis del sistema financiera ha sido, sin duda, el gran azote de las bolsas en este año. En Estados Unidos, epicentro del terremoto actual, el estallido de las hipotecas de alto riesgo, y su derivación posterior en crisis de crédito, se ha llevado por delante, al menos, a tres bancos de inversión -Bear Stearns, Lehman Brothers y Merrill Lynch-, tres gigantes aseguradoras -Freddie Mac, Fannie Mae y AIG-, una caja de ahorros y préstamos -Washington Mutual- y un banco comercial puro --Wachovia-. Falta por ver, además, el final del proceso de regeneración de las entidades que han sido intervenidas y cómo podrían devolver a las arcas públicas el dinero, si así se decidiera dentro del plan de rescate que se encuentra a debate en Estados Unidos.
En Europa, el primer golpe de la crisis financiera vino con la caída del Northern Rock en Gran Bretaña, que tuvo que ser nacionalizado. Después llegaron los turnos del alemán IKB, rescatado por un banco estatal; el británico HBOS, comprado por Lloyds. Y en estos últimos días de setiembre se han sumado a la lista Bradford & Bingley, Hypo Real Estate, Fortis y Dexia. En los cuatro casos ha sido necesaria la intervención de los gobiernos de Gran Bretaña, Alemania y Benelux. Nadie descarta, por otro lado, que pueda haber más entidades con problemas de solvencia, por lo que las quinielas sobre la siguiente víctima están cada vez más abiertas. También está en juego la asimilación por parte de las entidades compradoras de los activos y carteras incluidas en las diversas operaciones, ya que en algunos casos serán necesarios procesos complejos de integración.
El ruido de la crisis financiera, la mayor en toda la historia, está impidiendo fijar el foco sobre la creciente debilidad de la economía. A los continuos recortes en las previsiones de crecimiento, se añaden regularmente significativos descensos en casi todos los índices de actividad, empleo y confianza, por lo que se haría necesaria alguna medida de estímulo, como la bajada del precio del dinero, para evitar o suavizar la entrada en recesión a ambos lados del Atlántico. Por el momento, la Reserva Federal y Banco Central Europeo no se han mostrado receptivos a un cambio de postura y mantienen los tipos de interés en el 2% y 4,25%, respectivamente, a pesar de la caída del crecimiento y el buen comportamiento de la inflación en estos dos últimos meses. Este freno de la inflación se ha debido, esencialmente, a la evolución del precio del crudo, que presenta en setiembre su primera caída trimestral desde 2006 y que se mueve por debajo de los 100 dólares cuando el 11 de julio hizo un máximo cercano a los 150 dólares.
Según los expertos, la resistencia de Ben Bernanke y Jean Claude Trichet a reducir los tipos de interés podría verse quebrada a corto plazo para ayudar en la superación de la crisis financiera y la falta de liquidez en los mercados.
La desconfianza en el sistema financiero se ha trasladado a las bolsas mundiales de forma cruda y todos los índices cierran los nueves primeros meses del año con importantes descuentos a pesar de las subidas de ayer. El Ibex cae un 27,63%; el CAC 40, un 28,18%; el Dax Xetra, un 27,72%, y el FTSE 100, un 24,07%. Al otro lado del Atlántico, las bajadas de los tres índices principales rondan también el 20%. Por valores del Ibex, sólo Grifols, Unión Fenosa y Mapfre presentan ganancias, mientras que BME (-61,31%), Telecinco (-58,99%) y Sacyr (-56,43%) son los peores. En el CAC 40, sólo Unibail termina setiembre en verde. Dexia (-56,30%) y Renault (-54,08%) son los más castigados.