La expectación despertada por la comparecencia del ex director de Administración y Finanzas del Museo Guggenheim de Bilbo, Roberto Cearsolo, ante la comisión de investigación del Parlamento no se correspondió en absoluto con su resultado. El silencio fue la única respuesta que obtuvieron las preguntas formuladas por los diferentes parlamentarios que forman la comisión. Según explicó el letrado del ex directivo financiero, Javier Beramendi, su defendido no declararía ya que no era conveniente para su estrategia de defensa hasta que el juez no hubiera establecido definitivamente la causa imputada.

Cabe recordar que Cearsolo está acusado de un desfalco de 556.481 euros a la pinacoteca y que él mismo ha confesado -primero, a través de una carta dirigida a la dirección del museo y después ante el Juzgado de Bilbo el pasado mes de mayo- que sustrajo un total de 486.979 euros. Una auditoria externa sumó a la cantidad reconocida por el ex directivo financiero otros 62.237, que se hubieran acumulado en nueve operaciones más de sustracción de fondos.

El presidente de la comisión, el socialista Antonio Rivera, reconoció que esperaba que la comparecencia de Cearsolo hubiera dado más de sí, al tratarse de un momento clave en la investigación que están llevando a cabo. «La preveíamos larga y ha sido la más corta de las que hemos tenido hasta ahora», informó al concluir la sesión. De hecho, Rivera informó que los diferentes grupos habían intentado «desatascar» la situación, intentando obtener información de orden cotidiano del museo y que no entrara en «las cosas que pudieran afectar a su previsible causa judicial».

La visita de Cearsolo al Parlamento, sin embargo, estuvo rodeada de polémica después de que la Presidencia de la Cámara accediera a la petición del ex directivo financiero para que no se tomaran imágenes suyas en el interior del edificio. Rivera opinó: «En un Parlamento se me hace muy extraño que el derecho a preservar la imagen esté por encima de la transparencia que tiene que darse». Sin embargo, solicitó a los medios que no tomaran imágenes de Cearsolo, quien estuvo acompañado en la salida por personal de la Cámara, que le condujo por el túnel subterráneo que une este edificio con la oficina del Ararteko, en una calle paralela.

Más allá de la comparecencia de Cearsolo, la comisión tiene aún una larga labor ya que también buscan aclarar una compra de dólares por parte del museo para adquirir obras de arte que ha conllevado la pérdida de más de seis millones. En este proceso, las próximas semanas comparecerán la diputada de Cultura de Bizkaia, Josune Ariztondo; el presidente del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, Jesús Álvarez Galdós, y la consejera de Cultura, Miren Azkarate. Tal y como explicó su presidente, la comisión está en la fase de comparecencias y recogida de información y esperan hacer públicas las conclusiones antes de que finalice la actual legislatura.

Las comparecencias comenzaron el 17 de setiembre con el director del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, la secretaria general, Arantza Odiaga, y el subdirector de Finanza, Andoni Dobaran. Los miembros de la comisión intentaron entender cómo Cearsolo pudo firmar los cheques de la Sociedad Tenedora del Guggenheim, para lo cual sólo está autorizado Vidarte. La semana pasada, estuvieron directivos del BBVA, el encargado de la auditoría del 2007 y los responsables de le Banca Institucional de la BBK. Tal y como ha trascendido a los medios, a pesar de que la comisión es a puerta cerrada, desde el BBVA se aseguró que su entidad no tuvo nada que ver con el asesoramiento en la compra de dólares por parte del museo, afirmación con contradice la versión de Vidarte y Azkarate, quienes aseguran que fueron consejos de miembros del BBVA los que conllevaron la compra. Desde la BBK se reafirmó la versión pública de que Cearsolo consiguió la clave para operar en las cuentas de la Sociedad Tenedora por un abuso de confianza. La asesoría, por último, ratificó los datos por los que el robo ascendería a 556.481 euros en vez de los 486.979 confesados por Cearsolo.