Merkel expone, a destiempo y con la boca pequeña, claves de la situación del Cáucaso
La visita oficial a Rusia de la canciller alemana, Angela Merkel, ha puesto sobre la mesa algunos de los elementos centrales para comprender la situación política en el Cáucaso, dos meses después del comienzo de la guerra entre Georgia y Rusia.
Alemania ya había expuesto antes del verano su oposición al ingreso inmediato de Georgia en la OTAN. Un ingreso promovido por EEUU que afecta profundamente a la relación entre la Unión Europea y Rusia. La motivación del presidente georgiano, Mijail Saakashvili, al realizar la operación militar en Osetia del Sur era provocar la respuesta de Moscú, forzando así la intervención de EEUU o de la propia OTAN. Pretensión que no prosperó pero que desencadenó un conflicto bélico importante y uno político de consecuencias aún más relevantes.
Detrás de la postura alemana existen intereses particulares evidentes, como los relativos a la dependencia europea de la energía rusa. Pero también es cierto que dentro de una lógica geopolítica más coherente, la relación entre Rusia y Europa es uno de los debates pendientes para configurar unas relaciones internacionales más equilibradas y multilaterales.