Cuando señalamos la excesiva concentración de programas con la misma intención y dirigidos a la misma franja de telespectadores en un tramo horario de las parrillas de las generalistas, lo hacemos ante la sorpresa que nos produce el convencimiento que deben tener los responsables de cada cadena sobre la calidad o pegada de su oferta para que pueda desbancar a la competencia y convertirse en la hegemónica. A falta de ideas se utiliza la copia, supuestamente mejorada, pero la estadística nos alecciona sobre la infidelidad de las audiencias, pero también sobre el conservadurismo de las mismas en ciertos tramos horarios.

La parcelación de las audiencias en las primeras horas de la tarde parece calara: o culebrones o programas que rocen el corazón o que se alimenten de la propia información televisiva. La primera es campeona en culebrones, Tele 5 en sus autopsias a los famosos y La sexta ha encontrado con «Sé lo que hicisteis...» una vía aparentemente novedosa, que mezcla la crítica a otros espacios televisivos de todas las cadenas, el humor corrosivo, la búsqueda en los archivos históricos y el acercamiento a los eventos de una manera muy divertida con un buen equipo de comunicadores y presentadoras a quienes les proporcionan unos buenísimos guiones. Este programa va subiendo en porcentaje de audiencia de tal manera que ha provocado un corrimiento de programas en otras cadenas generalistas estatales.

Pero es Antena 3 la que lleva muchos meses que se defiende pobremente con algún culebrón de producción propia pero no logra enlazar con un espacio de las características que parece requerir ese horario que pueda competir de manera real. Y como se deben cumplir todas las profecías, se van quemando a presentadores que habían destacado en programas colectivos y que al ser los únicos sustentadores de la tención no acaban de lograr el consenso suficiente para la rentabilidad. Y así en pocos meses se ha pasado de un «El método Gonzo», que pasó sin pena ni gloria, a una versión remodelada «El método por dos» que se despidió ayer, y ya es historia, lo que nos viene a demostrar que las fórmulas y los métodos sólo sirven como referencia.