«El mundo del cine le ofrece mucho a un escritor, porque se impone casi como real»
Escritor y jurado en el festival de Biarritz
El escritor chileno Antonio Skarmeta es un hombre polifacético, que, además de dedicarse a la literatura, se ha enfrentado con el teatro, el cine o la televisión. En este último ámbito fue el creador del programa literario «El show de los libros» en Chile. Ganador del premio Planeta con su última novela, «El baile de la victoria», y la película basada en su «El cartero de Neruda» tuvo un gran éxito internacional.
Idoia ERASO | BIARRITZ
El escritor Antonio Skarmenta (Chile, 1940) derrocha encanto y carisma. Sin dejar de alabar «el calor y la fortaleza» de los vascos, pregunta enseguida «¿Qué quería decir Gara? Los de tu periódico me hicieron una entrevista una vez». Su gran interés por todo lo que le rodea hace de él un gran narrador, autor de títulos tan leídos como premiados, como «La boda del poeta» o la última ,«El baile de la victoria», premio Planeta en 2003. Cómo jurado del Festival de Biarritz nos da una visión literario-cinematográfica.
Su última novela, «El baile de la victoria» está teniendo un gran éxito y se ha traducido a muchos idiomas.
Sí es mi novela más reciente, pero ya lleva quince idiomas. La novedad más importante sobre esta novela es que en estos momentos se está terminando el rodaje en Chile de la película, dirigida por Fernando Trueba.
También ha escrito el guión.
Coescrito, porque a mí me gusta mucho -esta fue mi propuesta- que el director escriba el primer guión. Entonces yo, como autor, veo que es lo que el director ve en la novela.
Cuando entro a escribir el guión, yo ya sé dónde está el énfasis que el director quiere poner y entonces, como escritor, ya no escribo sobre mi novela sino sobre el guión del director. De esta manera se respeta su intuición. Eso es lo que hay que apoyar: en una película hay que apoyar al director en todo; el texto es simplemente un elemento más entre muchos que hay en el cine, como los actores, los iluminadores o el montajista. El texto es un personaje más, nada más.
¿Cómo va a ser la película?
Se aparta de la novela en algunas cosas sustanciales, pero nunca en su espíritu. «El baile de la victoria» es una novela que contiene muchos elementos y muchos personajes; entonces, al convertirla en una película hay que elegir un camino, no se pueden elegir todos. Trueba, sin faltar al espíritu del libro, ha encontrado el camino más directo a la emoción de la historia y lo que yo creo que será la emoción de los espectadores. Una película fuertemente emocionante.
Usted sabe de lo que habla, porque ya ha escrito varios guiones e incluso ha sido profesor de guionistas.
El mundo del cine le ofrece mucho a un escritor. Cuando ve sus obras llevadas al cine, son personajes que llegan de un modo muy directo a los espectadores, porque el cine es lo más cercano que hay a la realidad. La literatura, comparada con el cine, es todavía más abstracta. El cine se impone casi como si fuera real.
La película más exitosa basada en una obra suya ha sido «El cartero de Neruda». ¿Qué le llevo a escribir el libro?
La sensación de que la vida es algo absolutamente maravilloso y que esta vida tiene que ser compartida por toda la gente que hay en el mundo y no solamente ser poseída por unos pocos. Una de las maravillas que hay en el mundo es la poesía y me da mucha pena que esté encerrada en los museos, y no esté en la calle. Me da mucha pena el gran vacío que hay entre la vida cotidiana y la gran cultura, que no aparece nunca en nuestras vidas. A mí me gustan tanto las canciones populares que tocan en la radio como la poesía de San Juan de la Cruz, la literatura de Unamuno o los dramas de Shakespeare.
Creo que un gran tema en mi literatura, y en mi vida, es unir y meter en la vida del hombre cotidiano, en los pequeños «carteros», la grandeza de la poesía. También hay que ver la vuelta: las vidas de lo que podríamos llamar la «pequeña gente» es lo que nutre la poesía y las vidas de los grandes poetas que quieren ser la voz de esa gente. En mi libro se muestra el camino de ida y vuelta.
¿Qué es lo que crea la poesía?
La poesía crea emoción en la manera de ver la realidad, porque la poesía no sólo es una manera de ver el mundo, sino de entenderlo. La poesía te propone conexiones que son conexiones de ingenio. Por ejemplo, Neruda en su «Oda al gato». Neruda llama al gato «mínimo tigre de salón», «policía secreto de las habitaciones», «sultán de los tejados eróticos». Uno ve un gato y puede decir: «un gato dice miau», pero si un poeta lo toma, te amplía el mundo. Yo lo que quiero es exaltar las posibilidades de creación de la gente que llamamos corriente. Neruda escribió una poesía muy compleja, pero también tenía esta poesía que le resultaba excitante a la gente.
¿Qué le parece el Festival de Biarritz?
Para empezar, creo que está muy bien organizado y es una suerte que Latinoamerica tenga un hogar en Europa. Especialmente porque, a menudo, en América Latina todavía hay muchas dificultades para verse a sí misma desde dentro; siempre necesita una mirada europea en todos los sentidos. Los jóvenes que realizan cine no pueden hacerlo con los medios locales de cada uno de los países, y siempre necesitan la ayuda de la televisión o de los institutos ya sea francés, español o italiano. Sin una coproducción es imposible que un cineasta latinoamericano pueda hacer una producción. Por eso, estos festivales latinoamericanos son uno de los caminos mediante los cuales un director puede darle un eco internacional a su película. Si gana un premio, después sirve para conseguir distribución, para el nuevo proyecto que tenga probablemente encuentre un productor. Es una manera particular y un gesto de Euroa hacia América Latina. Me parece que eso es política noble.
¿Y como jurado, que le parecen las películas que está viendo?
Antes de eso, como jurado mismo tengo la sensación de que estoy en un grupo muy profesional y muy simpático. Hay que decir que, entre las películas que hemos visto, todas son muy distintas. Yo he sido jurado varias veces, también en Donostia. Cuando uno es jurdo, resulta interesante que tenga que ver una película en relación a otra, y la siguiente en relación a otra, y así continuamente. Uno ya no ve tanto la película en sí misma. Tiene que juzgar qué méritos de esa película son comparativamente superiores a otra película que puede tratar de otra cosa. Las películas que hemos visto son muy variadas, de muy distintas energías. Hay unas muy energéticas y otras de observación o que apuntan a lo psicológico.