Propiedad
Cada cual es dueño de sus silencios y preso de sus palabras; dueño de sus ausencias y preso de sus presencias. Quienes asistieron a la denuncia del Partido Socialista Obrero Español (más de lo último que de lo anterior) contra la «imposición del euskara» son presos de sus presencias. Porque si hubo silencio en lugar de aplausos no hubo la exigible retirada del escenario de los hechos. Insisto, si hubo silencios y no aplausos.
OLASO