Los Objetivos del Milenio de la ONU para 2015 en cuanto al hambre y la pobreza no se cumplirán. En medio de la imparable carestía de los productos básicos, azuzada por la crisis económica, la humilde patata irrumpe como solución para millones de familias en el mundo más necesitado. En el Congreso Iberoamericano de la Papa que se celebra en Gasteiz, esta experta glosó las potencialidades de este alimento.

Aludía usted en su exposición a que la percepción hacia la patata ha cambiado durante este año debido a la crisis alimentaria que vive parte del planeta.

A principios de año nos tomaban a broma. Año Internacional de la Papa... y se reían. Las entrevistas eran bastante light, te preguntaban por los gustos culinarios y cosas menores. Pero cuando comenzó la crisis alimentaria la gente comenzó a cambiar esa conversación y esa visión. Eso era lo que nosotros queríamos, hablar de la fragilidad alimentaria en el mundo y del papel que tienen las raíces y tubérculos en general, y la papa en particular, como una contribución frente al hambre y la pobreza.

¿Por qué la patata puede convertirse en el principal alimento que haga frente a los niveles cada vez mayores de hambre en el mundo?

La papa desde hace una década tiene una tendencia ascendente tanto en consumo como en la producción en los países en desarrollo. La FAO, en mayo, sacó una publicación, basada en estudios en 70 países, y calificaba a la papa como un antídoto contra la inflación de precios. Mientras los precios del arroz, el trigo aumentan de una manera exponencial, los precios de la papa con estables. ¿Por qué? Porque no es un cultivo que está en el mercado internacional, sino que generalmente es consumida allá donde se produce. Por eso, la papa no está sujeta a esas fluctuaciones como los cereales ni sujeta a la especulación de las bolsas.

En África, por ejemplo, en las zonas urbanas la papa se está convirtiendo ya en el alimento principal porque es fácil de cocinar, barata y nutricional. Y esta tendencia va a continuar, pero no sólo por los precios, sino porque también gasta menos energía por hectárea que otros productos básicos y menos agua. Pero, además, es un producto que alimenta al productor y que puede comercializarse. En Etiopía, el cambio de cultivar cebada a patata supone pasar de unos ingresos de 200 dólares por acre al año a unos de 2.000 dólares. Es decir, la patata ayuda contra el hambre y también ayuda a salir de la pobreza.

¿Y cree usted que los mercados internacionales, quienes especulan con los precios del cereal, permitirán que la patata se sitúe como referente de la alimentación mundial?

Bueno, esta dinámica se está moviendo en los países en desarrollo por necesidad, aprovechando el recurso que tienen. El cultivo de la papa no es un mercado internacional que pueda dominar una multinacional, sino que son movimientos nacionales. China, por ejemplo, ha articulado en su último plan quinquenal que va a utilizar la papa como una salida de la pobreza. Es ya el principal consumidor, pero también el primer productor del mundo. India ha declarado que va a doblar la producción de papa. Son decisiones de gobiernos y pequeños productores. Aquí las multinacionales no tienen nada que ver.

Históricamente, este tubérculo ha arrastrado una mala imagen. ¿Quizá por ello no es tan valorado a nivel mundial como el trigo, el maíz o el arroz?

Esta imagen de la papa es difícil de entender. Hace siglos, cuando se introdujo en Europa ya tenía poca aceptación, porque se decía que era un producto del diablo al crecer debajo de la tierra, no estaba citado en la Biblia. Incluso se decía que causaba la lepra. Esto ha continuado hasta hoy de otras formas, porque siempre se habla de ella en términos de `Mister Potato' y similares, siempre está ligada a cosas negativas o chistosas. Sin embargo, es un cultivo con tantas propiedades positivas que tratamos de hablar cada vez más de ello.

En los países emergentes y en desarrollo la producción aumenta, pero en los desarrollados baja su consumo...

Así es, por un cambio en las dietas, según dicen. Se come más pasta y más arroz, pero también hay preocupación por ello. Yo estuve en Dinamarca este año y están comenzando a promocionar la papa.

¿Temen los productores de patata la tecnología transgénica?

Esta tecnología, como cualquier otra, puede tener ventajas y desventajas. Hay que analizar los riesgos y los beneficios. Uno nunca va a decir que necesitamos papa transgénica, que ya la hay, sino que hay que ver contra qué problema y en qué contexto. Es un análisis que necesitamos hacer científica y socialmente, caso por caso. Pero sí es verdad que necesitamos esas opciones, porque hay países con problemas de rendimientos en su producción que demandan esta alternativa.