Los lunes en bolsa no son nunca «negros». Voy a hacer un ejercicio de futurología, y por eso propongo el titular de este artículo a todos los diarios para ese lunes en el que los índices bursátiles vuelvan a perder un montón de puntos. Y es que a uno se le hace indigerible, pese a la costumbre, calificar algo de «negro» cuando hablamos de un trágico suceso, una sesión muy negativa de las bolsas o un futuro lleno de complicaciones. Además, se me ocurre, por ejemplo, que ese adjetivo es especialmente injusto si tratamos de analizar lo sucedido en Estados Unidos con la crisis financiera. El desaguisado no ha sido cosa de los negros. Que yo sepa, los primeros ejecutivos de los bancos de inversión, bancos comerciales y aseguradoras que han reventado la pax financiera estadounidense tienen la piel de color blanco. Es decir, que casi todos los máximos responsables de este «timo de la estampita» a nivel planetario -cambiaban dinero por papeles que no valen nada- nacieron blancos. A saber, John A. Thain (Merrill Lynch/Bank of America), Martin S. Sullivan (AIG), Richard S. Fuld (Lehman Brothers), Daniel H. Mudd (Fannie Mae), Richard F. Syron (Freddie Mac) y James E. Cayne (Bear Stearns) son de color blanco, mientras que sólo Stanley O'Neal (Merrill Lynch) es de raza negra. Y todo esto lo planteo sin entrar a pensar en el color de los auténticos paganos de la destrucción de ese monumental castillo de naipes montado con la aquiescencia de la Administración estadounidense. Seamos, por tanto, más serios, y hagamos uso del titular que abre el comentario para ajustarnos con precisión a la realidad, ya que el color blanco, si de historia hablamos, combina mejor con los desastres. Desconozco, sin embargo, si los periódicos dirigidos por personas de raza negra califican como «blancos» los días malos de bolsa. Como solución, utilicemos el término «nefasto» y todos sus sinónimos, y no pensemos en los colores.