Maite SOROA | msoroa@gara.net
El pozo de su gozo
Las columnas de prensa experimentan, en demasiadas ocasiones, una curiosa mutación: pasan de ser espacios dedicados a la opinión a convertirse en diván de psiquiatra donde el columnista vacía sus frustraciones y busca así consuelo en el hombro de las lectoras (y lectores, claro).
Edurne Uriarte ayer, en «Abc», confesaba la razón de sus desvelos: «Mis esperanzas de que Ibarretxe o Patxi López sean condenados por sus reuniones con Batasuna son casi iguales a cero. Pero la seguridad de ellos en la absolución es aún más contundente, del 150 por cien más o menos. De ahí que chuleen con su propósito de reincidencia en televisiones, Patxi López, y en ruedas de prensa, el Gobierno Vasco». Y eso, se conoce, lo lleva muy mal.
Advierte lo dicho por López e Ibarretxe: «Volverán a reunirse con los terroristas cuando puedan y cuando les dé la gana. López ha añadido la teoría habitual de la izquierda para justificar el pasado y el futuro desmán: Batasuna representa, lo queramos o no, una parte de la sociedad». Por ahí ya no puede pasar Edurne Uriarte. Demasiado para una paciencia tan limitada como la suya.
Y, así, busca un parangón digno de estudio por algún especialista de las cosas del coco: «Los que manejan el negocio de la pornografía infantil, también, no hay más que ver la cantidad de clientes de esa nauseabunda actividad. Pero no creo que López o Ibarretxe tengan intención de reunirse con ellos para ver cómo legalizan su ilegal negocio, que es de lo que se trata con ETA. Prefieren verse con terroristas ya que los tratos con ese tipo de delincuentes salen gratis y hasta dan votos. Los que votan terrorista son muchos, como dice López, incluso más que los consumidores de pornografía infantil». Preocupante de lo de Edurne, ¿verdad?
Desesperada, busca un haz de luz al fondo del tunel y concluye que «es cierto que el Superior vasco ha puesto una pequeña esperanza en medio de esa clamorosa impunidad con su decisión de juzgar a estos políticos. Pero no creo que esos valientes magistrados puedan con la presión periodística y política de la izquierda y del nacionalismo en favor de los acuerdos con criminales. Así funciona la impunidad terrorista». Otro gozo, pues, al pozo.