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Le Clézio, devenir otro

Decir su nombre, y su escritura, es decir movimiento, aventura, viaje, búsqueda de las raíces y mestizaje. Porque todo en el escritor de Niza con antecedentes africanos es cambio, desplazamiento entre dos... devenir otro, hasta arena y mar

Desde la infancia estuvo marcado por el gusto a viajar. «Soy un hombre sin tierra; no pertenezco a ninguna cultura. Mi padre era así. ¡Siempre estaba proyectando escaparse
a Canadá, a las Baleares, a Malta!... Él me transmitió su sueño de huida»

Iñaki URDANIBIA | Crítico literario

Como siempre en los días precedentes a la decisión de la Academia sueca, las quinielas se han disparado acerca de quién iba a  ser galardonado con el Nobel de Literatura:  el poeta árabe Adonis, el ensayista y novelista italiano Claudio Magris, la canadiense Margaret Atwood, o el misterioso norteamericano Thomas Pynchon. No se sabe muy bien si en una jugada de despiste –amagar para un lado para lanzar el golpe para el otro–, el secretario de la institución nórdica afirma que el centro de gravedad de la literatura se encuentra en estos momentos en Europa, ya que Norteamérica se ha convertido en una isla que sólo se mira a sí misma y produce para dentro de sus límites, sin preocuparse del resto. Así las cosas, todo hacía pensar que, por de pronto, de la lista de favoritos se caían dos, los dos últimos de los nombrados, según cómo se interprete; por cierto, ambos poco paradigmáticos en lo que hace a la escritura típica (?) de tales latitudes: la canadiense, escritora europea donde las haya si por tal tomamos en cuenta los aspectos temáticos y sus preocupaciones ensayísticas; del otro, qué decir: escritor a su bola, caótico, lejos del mundanal ruido de las candilejas literarias, de los gustos imperantes y más lejos todavía de cualquier tipo de flashes. Así se presentaba la cosa, hace como una semanita
 
Pues nada, a ninguno de los nombrados, ni a ningún otro de los que sonaba: el premio ha ido a parar a JMG Le Clézio, el hijo de “El Africano”. Decir su nombre, y su escritura, es decir movimiento, aventura, viaje, búsqueda de las raíces y mestizaje..., pues, al fin y al cabo, todo en el escritor de Niza (1940) de antecedentes africanos (su familia de Bretaña emigró a Isla Mauricio en el siglo XVIII, de allí procedía su padre, que luego ejercería como médico en Nigeria), todo en él es cambio, desplazamiento, entre dos… devenir otro, hasta arena y mar. Su propia vida siempre ha sido un viaje continuo: infancia en el Mediodía francés (Roquebilière), estudios de Letras en Niza, profesor en Inglaterra y, a continuación, Bangkok, Europa toda, África del Norte, islas Canarias, Tailandia, Nuevo México, Panamá. Posteriormente, la  vida del autor de “Desierto”, hombre “mezclado y desplazado”, transcurre entre México, Isla Mauricio, Niza y París.
 
Muchas de estas geografías, y las leyendas que escucha a los mayores, empaparon la mente del pequeño Jean-Marie Gustave, marcándole en especial islas Rodríguez, lo que va a hacer que su escritura tenga como escenario tales pagos del Índico: “El buscador de oro” (Versal), “Révolutions”, “La Cuarentena” (Tusquets). Del mismo  modo, la huella de México, además de en otras obras (“Le Rêve mexicain”), se puede observar en aquella sintiente biografía à deux del elefante y la paloma, “Frida y Diego” (Temas de Hoy); o su recuerdo de África –con su madre y su hermano– en busca de su padre, el Africano (estos días acaba de ver la luz en el Estado francés su último libro, “Ritournelle de la faim”, en el que hurga en la juventud de su madre, Ethel, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial). Desde la infancia fue marcado pues por el gusto a viajar y por los árboles genealógicos interculturales. «Soy un hombre sin tierra; no pertenezco a ninguna cultura. Mi padre era así. ¡Siempre estaba proyectando escaparse a Canadá, a las Baleares, a Malta!… él me ha transmitido su sueño de huida».
 
Esto se va a traducir en una serie de obras cuya escritura es de un destacable brillo y cuyos posicionamientos van a estar del lado de los parias, de los abandonados, de los excluidos, marginados y despojados de sus tierras y de sus culturas, de los sans, aspecto que en algún caso va a llevarle –todo hay que decirlo– a rozar la ingenuidad (me refiero a quizá su peor novela: “El pez dorado”, Tusquets). Por otra parte, el autor de “Le Procès-Verbal” (1963) –su primera novela, candidata al Goncourt, galardonada con el Premio Renaudo y traducida en Cátedra bajo el título “El atestado”, 1994– no elude el mirar y denunciar sin tapujos la huella de Occidente en lares alejados a su territorio a la hora de imponer sus valores (¡mucho oro!). Él, impertérrito, avanza en busca de mundos perdidos, de sus enigmas, de sus aplastados códigos que tratan de hallar la armonía con el entorno y no su destrucción “domesticadora” y productivista; y se mezcla con ellos leyendo los signos que los cielos les entregan, en una postura que puede recordar al bon sauvage de Jean-Jacquess Rousseau, y hasta con ciertos resabios franciscanos (me refiero al de Asís). «Liberado de estos inútiles bagajes que son las posesiones, el viajero, al serlo, puede ir, entrar en todos los reinos de la vida. Para estar vivo, basta con ver, consentir, con oír… No hay más que una pasión, es la de la vida en vida sobre la tierra».
 
Y Le Clézio amparado por Jason,  en busca permanente por las islas en las que habitó el personaje de Defoe, Robinson Crusoe, y con un empeño digno de Sísifo por alcanzar la libertad, allá donde ella se encuentre, quizá en la “Ourania” que dibujaba en una de sus últimas novelas, entre viajera y utópica. Y a pesar de las palabras de este impenitente nómada («las ideas, las frases bellas, los monumentos, he ahí simples quimeras. Ni uno de ellos engendrará la vida…»), su viaje, en un exiliarse permanente, no ha cesado de expresarse, pues como él añade, «tengo necesidad de un desequilibrio, de una casa con dos puertas o con dos escaleras, de donde procede igualmente la obsesión por el equilibrio, la búsqueda de la armonía. Continúo escribiendo… es preciso que esto continúe para que no caiga». Y que sea por muchos años.香
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