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La chica alegre

«Happy, un cuento sobre la felicidad»

Sally Hawkins obtuvo el Oso de Plata a la Mejor Actriz en la Berlinale por su papel de una maestra de primaria que siempre pone buena cara al mal tiempo. «Happy. Un cuento sobre la felicidad» es una comedia tan optimista como pesimitas eran los dramas de Mike Leigh, con lo que su visión oscura de la realidad inglesa se torna luminosa para sorpresa de propios y extraños. Debido a su tono ligero, la crítica la calificará de obra menor.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

El cine de Mike Leigh es muy unidireccional, o lo ve todo blanco o lo ve todo negro sin término medio. Cierto es que siempre hay más de lo segundo, con una acusada tendencia hacia el drama de tintes oscuros. En sus recientes «Todo o nada» y «Vera Drake» la realidad resulta opresiva y no deja el más mínimo resquicio para la esperanza, lo que acaba siendo un tanto cargante y excesivo, porque la clase obrera también tiene derecho a disfrutar de la vida.

En «Happy. Un cuento sobre la felicidad» le da la vuelta al calcetín y donde antes sólo había tristeza ahora reina la alegría contagiosa, como si el cineasta inglés hubiera decidido pasar de la noche al día. Es posible que se haya cansado de su negatividad y pesimismo constantes, decidiendo tomarse un respiro y ver un poco la luz del sol.

Un cambio irónico

También están los que creen adivinar una ironía en tan radical cambio de actitud, o tal vez en el fondo hable de la subjetividad con que el ser humano afronta el mundo real, convirtiéndolo en un infierno o en un lugar maravilloso según la mentalidad y el estado anímico de cada cual.

La protagonista de «Happy. Un cuento sobre la felicidad» es una optimista incurable, de las que no se desaniman ante ninguna contrariedad. A quienes no soportan el buen humor a todas horas les puede llegar a resultar insoportable, pues tal es su natural inclinación a ver siempre el vaso medio lleno. Los tiempos del neorrealismo han pasado, y que le roben su bicicleta a ella no le supone un trauma, ya que aprovecha la ocasión para intentar sacarse el carnet de conducir, sin que ni el profesor borde que le toca en suerte consiga amargarle la fiesta, extensible a las clases de flamenco que recibe gustosa.

Shally Hawkins triunfa con Mike Leigh

En «El sueño de Cassandra» no pudo lucirse, arrinconada por un Woody Allen que prefirió prestar más atención a los estelares Ewan McGregor y Colin Farrell. Su signo cinematográfico había sido el de los roles secundarios, también bajo la dirección de su descubridor Mike Leigh, que la incluyó en los repartos de «Todo o nada» y «Vera Drake». Solamente había aparecido como actriz principal en la televisión británica, siendo premiada en el Festival de Montecarlo por su caracterización de Anne Elliott en la adaptación de la novela de Jane Austen «Persuasión». Su consagración ha sido en la Berlinale gracias al protagonismo en la tercera colaboración con Leigh. M. I.

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