La Asamblea del pasado miércoles en el Palacio Euskalduna fue tan maratoniana como significativa. Los últimos en salir del lugar lo hicimos poco antes de las 3.00 después de muchas horas de trabajo, nervios y tensión. Quizá por ello, GARA debe mostrar sus más sinceras disculpas a sus lectores por un malentendido de última hora, que nos llevó a dar por aprobadas las propuestas de la Junta Directiva. Evidentemente, no fue así.

Pasada las 1.15 se conocieron los resultados de las votaciones a los tres puntos del orden del día. El primero de ellos hacía referencia a la aprobación del presupuesto para el ejercicio 2007-008, cerrado en más de 54 millones de euros y con 33.000 euros de superávit. En este caso, los compromisarios dieron su visto bueno con 324 votos a favor; 260 en contra; 8 blancos y 7 nulos. Pero, a partir de ahí comenzaron las sorpresas y unos batacazos de los que Fernando García Macua y su equipo van a tener muy difícil reponerse.

Por segundo año consecutivo, el presupuesto presentado por la Junta fue rechazado y tendrá que haber una nueva Asamblea Extraordinaria antes de final de año. Fueron 325 los compromisarios que emitieron su voto en sentido contrario al presupuesto de 57 millones de euros y la subida de cuotas del 5,83% propuesta por la directiva. En la rueda de prensa que el máximo mandatario ofreció al filo de las 2.15 no hubo espacio para la autocrítica y Macua anunció que volverán a presentar unas cuentas idénticas en la cita extraordinaria. Veremos qué ocurre.

Mayor fracaso aún fue la negativa de la asamblea a poner en marcha una reforma estatutaria. A los socios no les gustó nada el proceder de la directiva para designar a los componentes de la misma y el proceso derivó en infinidad de críticas. Como consecuencia de ello, el resultado fue de 349 votos en contra y tan sólo 219 a favor. Por lo tanto, la reforma de los Estatutos, muy necesaria pero nada bien encauzada por el presidente, tendrá que esperar al menos hasta el próximo curso.

Dos golpes que García Macua no esperaba y que le dejan tremendamente tocado. De hecho, hay quien piensa que la actitud más inteligente y democrática para lavar la crispada imagen que percibe parte de la masa social es poner su cargo a disposición de la Asamblea. Algo que, por otra parte, tiene muy pocos visos de suceder.

Todo en una cita que parecía que iba a ser tranquila. Sin embargo, casi todos los compromisarios que subieron al estrado -destacar las intervenciones de Javier Cano o Borja Irizar- mostraron su rechazo al proceder de la Junta y eso quedó reflejado también en las votaciones. En definitiva, delicada situación para el presidente, que corre el riesgo de perder también algunos de sus más firmes apoyos.