Nafarroa, entre el poder y la Raz�n de Estado
Todo indicaba que el �rdago planteado por Miguel Sanz a sus aliados del PP en torno a la postura que UPN adoptar� en la votaci�n de los presupuestos del Estado iba en serio. La escalada verbal que precedi� a las reuniones de ayer, en las que UPN deb�a decidir su posici�n en la votaci�n en el Congreso espa�ol el pr�ximo 23 de octubre, daba a entender que Sanz iba a cumplir la palabra dada al PSN en el marco del �agostazo�, haciendo prevalecer sus acuerdos con el PSN sobre su hist�rico pacto con el PP. No obstante, quedaba por ver el respaldo que ten�a atado el de Corella y el grado de oposici�n interna que pod�a reunir el sector liderado por Jaime Ignacio Del Burgo y Santiago Cervera. Sin embargo, el resultado de la votaci�n en el Consejo Pol�tico -con 163 votos a favor de la abstenci�n en los presupuestos, cinco en contra y doce abstenciones- demostr� que Sanz y Catal�n controlan la estructura y que, como buen partido conservador, la prioridad de UPN es mantenerse en el poder en Iru�ea. Del Burgo y Cervera se han quedado solos en la defensa de G�nova y, en el caso del segundo, su futuro pol�tico podr�a estar allende Tudela.
Las razones que adujo Sanz para justificar su postura ofrecen una fotograf�a n�tida de c�mo entiende UPN la sociedad navarra y de c�mo establece sus prioridades pol�ticas. Seg�n el presidente navarro la barrera en Nafarroa se establece entre constitucionalistas y nacionalistas, y es ese eje el que debe prevalecer a la hora de tomar decisiones en Nafarroa. Es decir, UPN est� dispuesta a ejercer de sucursal de quien mejor garantice sus dos principios b�sicos: la unidad de Espa�a y la separaci�n de Nafarroa del resto de herrialdes de Euskal Herria, por un lado, y su posici�n en el poder, por otro.
Los partidos abertzales deber�an sacar conclusiones de esta visi�n y hacer valer de una vez por todas su poder pol�tico real, y no falsas promesas electorales que no dependen de la voluntad de cambio de la sociedad navarra, sino de las c�pulas del eje unionista. Para ello es necesario abandonar la pol�tica de exclusi�n de la izquierda abertzale y retomar un discurso que sit�e a Nafarroa en el coraz�n del conflicto vasco y, c�mo no, a la cabeza de la agenda para la resoluci�n del mismo.