«Los grandes simios cumplen con la definición de persona»
Comparte, como cualquier otro ser humano, un 99,4% de sus genes con los chimpancés. Este naturalista andaluz, conferenciante y fotógrafo de la naturaleza, dirige la asociación Proyecto Gran Simio, que tiene por objetivo la protección de los grandes simios (chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes) y los lugares donde habitan. Acaba de estar en Bilbo para hablar de este proyecto.
Joseba VIVANCO |
La capital bilbaina ha acogido las I Jornadas vascas sobre Protección Animal. Uno de sus conferenciantes ha sido el naturalista Pedro Pozas (Espeluy, Jaén, 1958), quien habló sobre la importancia de proteger a nuestros «casi hermanos», los grandes simios.
La Unión Internacional para la Naturaleza (UINC) acaba de publicar su anual Lista Roja de animales en peligro. ¿En qué lugar quedan los grandes simios?
Nosotros pensamos que la Lista Roja se viene quedando corta, porque seguro que son muchas más las especies que están en peligro de extinción. Por ejemplo, tenemos el caso de los poco conocidos bonobos, que están en una pequeña zona de la República Democrática del Congo. y de los que se desconoce hasta el censo. O los orangutanes, que llevan camino de desaparecer en cinco años, porque están destruyendo las selvas tropicales en Borneo y Sumatra en aras de los biocombustibles. Y el problema se está trasladando a África, eliminando selva para plantar aceite de palma. Y lo quiero dejar muy claro: los biocombustibles se están convirtiendo en un verdadero crimen contra la Humanidad.
El Proyecto Gran Simio reclama derechos para estos animales. Ustedes suelen hablar de romper con la barrera de nuestra especie. ¿A qué se refieren?
Dar un paso más en los derechos fundamentales del ser humano, como son el de la vida, el de no ser torturado y el de la libertad. Derechos que debemos defenderlos más allá de nuestra propia barrera como especie y trasladarlo, en este caso que nos ocupa, a los grandes simios, porque, quizá no se sepa, pero desde 1997 se considera oficialmente a los grandes simios como homínidos, es decir, de nuestra propia familia. ¡Cuidado! No pedimos derechos humanos, pero son de nuestra propia familia y les debemos unos derechos fundamentales.
En mayo pasado, reclamaron al Tribunal europeo de Derechos Humanos que declarara persona a un chimpancé maltratado en Austria. ¿Persona?
Sí, se trata de Hiasl, al que se le dio la condición de tener un tutor. El problema es que no lo puede tener si no es una persona. Ahí está la batalla legal. Nosotros consideramos que los grandes simios pueden ser perfectamente personas, porque si cogemos la definición de la Real Academia Española de la Lengua, persona es un ser racional, consciente de sí mismo y poseedor de una identidad propia; otra que se da es la de un ser social, dotado de sensibilidad, junto con inteligencia y voluntad. Queda clarísimo que los grandes simios cumplen estas definiciones. Y si se puede declarar a una empresa persona jurídica con todos los derechos, por qué no a un chimpancé que pueda tener un tutor que vele por sus derechos. En Austria ningún tribunal ha dicho que no sea persona, con lo que ahora el caso está admitido en Estrasburgo.
El Proyecto Gran Simio se gesta en 1999. ¿Hasta qué punto les está costando convencer de su mensaje?
Creo que nos pasa como cuando Darwin dijo aquello de teníamos el mismo ancestro común que los grandes simios. Hoy está admitido, pero pienso que, todavía, debajo de nuestra piel de seres humanos queremos ser los únicos y parece como si por conceder derechos a otra especie nos fueran a quitar los nuestros. Otro hándicap contra el que hemos tenido que luchar es la manipulación que hubo cuando en 2006 presentamos al Congreso español la proposición no de ley sobre protección de estos animales y se nos achacaron intereses políticos al ser presentada por un diputado adscrito a Los Verdes.
En cualquier caso, supongo que habrá tenido que escuchar muchas veces aquello de que mejor que se preocuparan por los derechos de las personas...
Pues, a decir verdad, demasiadas veces. Pero como decía hasta el propio Ghandi, un país, una civilización, se puede juzgar por la forma en que trata a su animales.
«No reclamamos para ellos derechos humanos, pero sí derechos fundamentales como los de la vida, el de no ser torturado o el de la libertad»
«Todavía debajo de nuestra piel de seres humanos queremos ser los únicos y tememos por ello dar derechos a otra especie animal»