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La carcajada del capitalismo

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Mertxe AIZPURUA

Periodista

Tras las calabazas dadas por su socio de UPN en la noche del viernes, Mariano Rajoy no tenía ayer lo que se dice un buen día. Estaba en su tierra, Galiza, pero sólo para unas horas: apenas un acto interno de su partido en A Coruña y una visita protocolaria a las fiestas de San Froilán en Lugo. Seguramente le habría seducido la idea de quedarse el domingo en casa, y olvidarse por unas horas de Zapatero y de Sanz, de la crisis, de los presupuestos y de los vascos. Pero tenía que volver a Madrid. Y Rajoy se sinceró como nunca puede hacer un político, es decir, ante un micrófono indiscretamente abierto: «Mañana tengo el coñazo del desfile... En fin, un plan apasionante». Se lo susurró a su compañero Javier Arenas, pero en cosa de minutos ya lo podía oír todo el mundo.

El «plan apasionante» en cuestión no sólo reunirá a Rajoy y Zapatero, sino a la Casa Real entera, al Gobierno en pleno, a autoridades de todos los poderes, a las cámaras de la televisión pública, a 4.600 militares, a 250 vehículos, a 73 aeronaves y a la cabra de la Legión. Pero seguramente lo más visto hoy será la cara que luce Mariano. Es el mismo Mariano que el año pasado realizó una pomposa declaración institucional ante el 12 de octubre para animar a todos los españoles a celebrar el día con «orgullo». En aquel vídeo puso tanto énfasis que el PSOE lo criticó por entender que emulaba los mensajes navideños del Rey.

Rajoy se apresuró a sacar una nota en la que lamenta que «una expresión coloquial haya trascendido del ámbito privado al público». Y anima a celebrar «con estusiasmo» el «coñazo», digo el Día de la Hispanidad. Pero era tarde. Para esa hora su patinazo ya volaba sin control por la red a través de Youtube y en las webs de la derechona española se le llamaba de todo menos listo.

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