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37 entidades nacionalizadas, intervenidas o rescatadas

Cheque en blanco sin control para los bancos

Los países más ricos han anunciado un cheque en blanco para evitar que las quiebras de las entidades financieras se extiendan. Pero no fijan sistemas de control transparentes del destino de los fondos públicos.

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Juanjo BASTERRA

Los integrantes del G-7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Estado francés, Gran Bretaña, Italia y Canadá) acordaron en su última reunión de este viernes de madrugada «utilizar todas las herramientas» para evitar o rescatar a las entidades financieras para evitar su quiebra. La llamada del presidente estadounidense George Bush a la cooperación y al rescate de quienes han jugado en el mundo financiero como si de un enorme casino se tratara, sobredimensionando su capacidad y poniendo en grave peligro a la economía mundial, suena a que se espera que el desastre golpee con más contundencia a la economía mundial.

La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, adelantó ayer que la reunión extraordinaria que se celebrará este domingo en París entre los ministros de finanzas de la zona euro planteará «una mayor intervención pública». De hecho, Nicolas Sarkozy, presidente francés, y la canciller alemana Angel Merkel, apostaron «por trabajar en común» sobre la crisis en un momento en el que se anuncia que Alemania también «podría poner encima de la mesa otros 100.000 millones» para el rescate de entidades financieras abocadas a la quiebra. El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que cuenta con 200.000 millones de dólares en cartera para inyectarlos al mercado y proporcionar la liquidez que las entidades financieras están reclamando, una vez de que se sobredimensionaron sin control alguno.

Desde hace poco más de un año, y esta crisis todavía no ha pasado, son ya 37 entidades nacionalizadas, intervenidas o rescatadas a ambas orillas del Atlántico Norte. La decisión de los países más ricos, que arrastrará al resto, supone entregar un cheque en blanco multimillonario con fondos públicos a quienes, precisamente, han provocado esta crisis financiera, que se está trasladando a la economía real debido al pánico que ha sembrado en los círculos financieros, y éstos a la economía real para extender este «tsunami financiero», porque los depredadores de los mercados de valores obtienen rentabilidad a río revuelto. Ahí está el truco. No hay control de qué se va a hacer con esas cantidades públicas que, según los datos oficiales, sobrepasan los 1,5 billones de euros a nivel mundial. Una vez que esos fondos atraviesan las puertas blindadas de los bancos «se colocan allí donde producen más y mejor» para los intereses particulares de los gestores de esos bancos, como reconoce, incluso, el presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO) del Estado español, Aurelio Martínez. No hay forma de seguir los fondos públicos una vez que se aportan.

De un lado al otro del Atlántico

Las 37 entidades financieras tocadas desde agosto de 2007 hasta este momentos son veinticuatro estadounidenses: American Home Mortgage (quiebra), Miami Valley Bank (quiebra), Douglass National Bank (quiebra), Hume Bank (quiebra), ANB Financial (quiebra), First Integrity (quiebra), IndyMac Bank (quiebra), First National Bank of Nevada (quiebra), First Heritage Bank (quiebra), First Priority Bank and Trust (quiebra), Integrity Bank (quiebra), Silver State Bank (quiebra), Fannie Mae (tutelado por la Reserva Federal) Freddie Mac (tutelado por la Fed), Lehman Brothers (quiebra), Merril Lynch (comprado), AIG (rescatado por la Fed), Ameribank Inc (quiebra), Washington Mutual (quiebra), Wachovia (comprado), Meridan Bank (control de las Fed) y Main Street (control de la Fed).

En el otro lado del Atlántico, la lista es inferior, aunque los temores se mantienen. Así se han intervenido los alemanes, Sachsen LB (vendido), el West LB Westdeutsche Landesbank (quiebra), IKB Deutsche Industriebank AG (comprado), Hypo Real Estate Bank (nacionalizado); los británicos Northern Rock (nacionalizado), Halifax Bank of Scotland (HBOS) (comprado), Bradford&Bingley (nacionalizado); los daneses Roskilde Bank (nacionalizado) y EBH Bank (nacionalizado); los islandeses Glitnir Bank, Landsbanki y Kaupthing, nacionalizados; y el belga-holandés Fortis (nacionalizado y vendido). En esta situación además existe una voluntad directa del gobierno irlandés de no dejar caer a ninguna de sus piezas financieras, lo mismo que están aplicando otros países, entre ellos, el Estado español.

Este esfuerzo público, sin embargo, se sustenta en la necesidad de que el impacto de la crisis financiera sobre la economía sea inferior. Estos bancos y entidades financieras ,que ahora tiemblan, han mostrado meses atrás multimillonarios beneficios y enormes sueldos para sus máximos ejecutivos. Sólo en el Estado español, el Gobierno español tras reunirse con los diez banqueros más importantes del sector, puso en marcha un «un fondo anticrisis» de 30.000 millones, ampliable a 50.000 millones, a la vez que se inyectaba liquidez al sistema bancario para calmar al mercado de valores.

Con datos del Banco de España, entre 2003 y junio de 2008, es decir en cinco años y medio, los bancos, las cajas y las cooperativas de crédito obtuvieron unos beneficios antes de impuestos que alcanzaron los 107.415 millones, una cantidad astronómica.

Desde que comenzaron las nacionalizaciones de entidades financieras, los lobbys comenzaron a presionar a los gobiernos para extender la inyección de liquidez al sistema para evitar «la competencia desleal», y lo han logrado. La cuestión que debaten los expertos no es si los especuladores deben pagar por esta mala práctica y que no han sabido prever, sino qué necesidad de liquidez es necesaria para garantizar al sistema. Así, se calcula que Estados Unidos cuenta con 2,3 billones de euros de activos «tóxicos» en el menor de los casos, que son los que se pueden rescatar, aunque el fondo que aprobó el Congreso y el Senado estadounidense sólo cubre a 700.000 millones de dólares, por un lado, y 150.000 millones en exenciones de impuestos, por otro. Sólo elimina «una cuarta parte del problema», según la Corporación Federal de Garantía de Depósitos.

Intereses económicos y políticos

Estas operaciones multimillonarias esconden importantes intereses económicos y políticos. De hecho, el JP Morgan Chase es uno de los grandes ganadores de la crisis porque autorizado al rescate del Bear Stearms, intervino en la liquidación de Lehman Brothers y actuó en el rescate de Washington Mutual. Citigroup compró las operaciones del banco Wachovia y asumirá importantes pérdidas de ese consorcio. Son, a juicio de los analistas, las ganadoras del proceso.

El Center of Responsive Polítics, de Washington, que realiza un seguimiento de la contribuciones financieras a las campañas políticas en Estados Unidos aseguró, tras aprobarse los 850.000 millones para el fondo de rescate, que «los representantes que votaron a favor de la medida en el Senado reciben de media un 50% más de donativos de Wall Street y otras entidades financieras que quienes votaron en contra».

El interés de los actuales candidatos a la presidencia de Estados Unidos en la aprobación del fondo es que los bancos que saldrán beneficiados como JP Morgan, Ctigroup, Merril Lynch, Morgan Stanley y Goldman Sachs son los que contribuyen de forma indirecta a las campañas electorales. El centro de control afirma que «desde 1989 los bancos, aseguradoras y empresas inmobiliarias han sido la principal fuente de financiación para los partidos, con unos 2.000 milllones de dólares en ese plazo».

Menos garantias de los bancos y más de las cajas

Llegar a garantizar los depósitos hasta 100.000 euros es una necesidad que se había reclamado desde años atrás por las organizaciones de consumidores, porque 20.000 euros era una cantidad mínima, más en un momento como el actual en el que el temor a que una entidad vaya a la quiebra está a flor de piel. Según los datos oficiales del Fondo de Garantía de Depósitos, los bancos garantizaban en 1990 el 45,1% de los depósitos de los clientes, pero en 2007 se reduce al 25,4%. En las cajas pasó del 68,7% garantizado a 42,2% el año pasado y las cooperativas de crédito permite cubrían el 65% en 1991 y el 49% en 2007. J. B.

Algunas operaciones del sector público ocultan negocios en paraísos fiscales

Juan Hernández Vigueras, del Comité Científico de ATTAC, señala que la nacionalización del banco Bradford & Bingley, que siguió a la del Northern Rock, significa que la operación «paga la factura de la opacidad de su maraña societaria domiciliada en la Isla de Jersey, instrumentada para negocios financieros especulativos». Este experto en paraísos fiscales señala que Northern Rock fue una antigua mutua, que después se convirtió en un banco, que obtuvo una enorme expansión en pocos años «hasta el punto de que sólo el 22% de los fondos provenían de los depósitos de particulares y un 46% de emisión de bonos, que no eran emitidos por el banco sino por una entidad denominada Granite Master Issuers.

También ocurre con el American International Group (AIG), un conglomerado que fue nacionalizado y que opera en más de 130 países y en paraísos fiscales, a través de un grupo denominado American Life Insurance Company (Alico). Según Vigueras, el BBV contrató con esa compañía el pago de la pensiones extraordinarias de sus ex consejeros a través de las cuentas secretas en las Islas Jersey, Liechtenstein y otros paraísos fiscales hace unos años. J. BASTERRA

1,5

billones

de euros es el cálculo de los expertos que se han puesto encima de la mesa para ayudas a las entidades financieras para eludir la quiebra. Llama la atención la rapidez y la disposición que hay para rescatar a bancos.

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