Por muchos méritos que haya podido realizar, al Eibar se le está resistiendo la victoria más de lo deseable. Se ha cumplido ya, de hecho, más de un mes desde que los azulgranas celebraran su último triunfo.

Los dos puntos sumados en los cuatro últimos partidos han hecho que el equipo pierda posiciones, también ventaja respecto a los últimos clasificados, e incluso ánimo, sobre todo tras el mazazo que supuso el empate a última hora del pasado sábado. El Eibar, sin embargo, no ha dejado de ver, más o menos cerca, la pancarta de meta en ninguno de sus tropiezos. Esta tarde espera poder cruzarla por fin.

El problema es que el escenario en el que está situada no parece el más asequible. Los guipuzcoanos visitan a un Salamanca que ha empezado la Liga de la mejor manera y que se muestra especialmente poderoso en el Helmántico, del que sólo el Alavés, en la jornada inaugural, ha sido capaz de rascar un punto. Y el Xerez, pese a haber acabado perdiendo el partido, el único capaz de marcar un gol.

Ése, el de las dianas, es precisamente el aspecto que más preocupa a los de David Amaral, que acumulan 280 minutos de competición sin celebrar un gol. Aunque, lógicamente, consigue contrarrestarlo con una potente defensa -es, junto a Hércules y Castellón, el menos goleado de la categoría, con sólo cuatro tantos en contra-, como confirma su envidiable situación clasificatoria. «Es un buen equipo -aseguraba ayer Carlos Pouso-. Sólido atrás, con laterales de mucho recorrido, centrales que sacan bien el balón, poderosos en el juego aéreo, gente con buen manejo del balón, con mucha calidad... Desde luego, es un equipo muy a tener en cuenta».

Forzar el cansancio

Un equipo que hoy, de todos modos, tendrá que hacer frente a un hándicap considerable, el peso de los 120 minutos de eliminatoria copera que disputó el miércoles frente al Castellón y que ni siquiera contaron con el alivio de la clasificación. Pouso es consciente de que se trata de un factor a tener en cuenta, aunque advierte de que no bastará con esperar a que aparezca. «Sí, van a estar más cansados, también a nivel psicológico, porque han tenido que preparar un partido entre semana con mimo, con intensidad, y eso se suele notar. Pero, en realidad, el cansancio se puede notar si nosotros somos capaces de hacer que se note. Hay que darle viveza al partido, hay que hacerles correr tras la pelota, hay que estar muy intensos. Porque con el plus de calidad del Salamanca, si manejan el balón a su antojo y les concedemos el espacio y el balón, vamos a ser nosotros los que parezcamos cansados».

El técnico, por otra parte, reconoció que «a pesar de hacer muchas cosas bien, no nos está bastando para ganar. Otros, haciendo menos, ganan, pero nosotros no, así que tenemos que hacerlo aún mejor».