Maite SOROA | msoroa@gara.net
Necesitan tila, mucha tila
La trifulca entre UPN y PP parece que pasa a mayores. No sé si la sangre terminará por tintar las aguas del Arga, pero las heridas abiertas no parecen sencillas de curar. Y si para muestra vale un botón, observen la crudeza de los términos empleados, por ejemplo, por el veterano Antonio Pérez Henares en «Periodista Digital».
Según el columnista de la familia pepera, Sanz «ha dejado palmariamente claro lo que es a todos los ciudadanos españoles y a los navarros en particular: un felón». Empezamos bien.
Dice el autor que «hasta en la traición existen grados y hay que reconocer que él ha alcanzado en ella un grado superior de villanía y de cobardía difícilmente superables». Y no se queda ahí, no se crean: «Lo que le ha hecho al PP es de una vileza casi insuperable». Considera Pérez Henares que el PP le ha sacado las castañas del fuego a Sanz y que «el pago ha sido la alevosía, el pacto oculto, trapacero y cobarde con Pepe Blanco, la puñalada miserable y, además, en el peor de los momentos y con la peor de las excusas». Está picado el tío, ¿verdad?
No deja, además, títere con cabeza y hasta Barcina, adorada hasta ahora como San Gil, es objeto de las iras de la ortodoxia pepera. Por cómplice: «Lo ha hecho con descaro, sin vergüenza, buscando la excusa de un comité ejecutivo -te has lucido también tu Yolanda Barcina, alcaldesa de Pamplona y heredera ¿de que? ¿de un partido vendido, de unas siglas que habéis manchado?- que va apoyar lo que el `jefe' diga porque de él depende sus cargos y sus sueldos. Vaya asquito políticos estos que nos han tocado en suerte en esta época negra». Este hombre necesita una infusión de forma urgente. Valeriana, tal vez. O tila.
Y para concluir, se tranquiliza un tanto y augura un próximo castigo de los dioses de la política: «No me cabe, sin embargo, duda alguna que Sanz no tardará en pagar las consecuencias de su felonía. Por un lado y por otro. Primero porque Roma (el PSOE) le enseñará muy pronto que a los traidores tal vez les paga pero no tarda en triturarlos y humillarlos. Le van a dar por retambufa, ya que tiene bajados los pantalones, una vez tras otra».
¡Qué nivel, Maribel!