Relevo en el banquillo osasunista
Ziganda estaba sentenciado antes de caer ante el Racing
N.M. | IRUÑEA
Ni la última derrota liguera ante el Racing ni caer en el amistoso frente al Toulouse. Ziganda ya estaba sentenciado antes de perder con los cántabros. Eso dejó entrever el presidente rojillo, Pachi Izco, cuando se le preguntó por los entresijos de la operación para despedir al Cuco y fichar a Camacho.
La demostración de que esto es así la dio el propio mandatario osasunista cuando reconoció que unas declaraciones al diario «Marca» un día después de perder 0-1 con el Racing, en las que confirmaba al de Larraintzar en su cargo, fueron «políticamente correctas».
A esas alturas, la junta directiva ya había comenzado a moverse para poder contar con los servicios del técnico murciano y sólo cuando contó con su compromiso habló con Ziganda para comunicarle su cese. Eso fue la medianoche del pasado domingo.
Confirmando que se venía trabajando desde hacía tiempo en el relevo, Izco afirmó que no se había tratado de una «decisión precipitada» y que se había llevado «con discreción», adoptándose en el «momento oportuno».
Así, el presidente rojillo justificó el cese «porque el equipo había entrado en una dinámica peligrosa y se necesitaba un cambio», si bien no realizó autocrítica por el hecho de que resulte bastante extraña la destitución de un entrenador apenas disputadas seis jornadas y cuando se pudo realizar el relevo en el verano. «No fue un error renovar a Ziganda», fue la única respuesta.
Izco tildó de «trago» el tener que cesar a un técnico de la casa y el acto no debió transcurrir por unos cauces muy afables, pese a que dijera que «nos despedimos amigablemente», ya que el presidente no acompañó al ex entrenador en la comparecencia ante los medios.
«A lo mejor al Cuco Ziganda no le hubiera gustado que yo estuviera allí», fue lo que acertó a decir el máximo mandatario osasunista.