Maite SOROA | msoroa@gara.net
Verde como el perejil
Tenía razón quien pidió al Creador que le defendiera de sus amigos «porque de los enemigos ya me cuido yo». Y es que, con los amigos con que cuentan algunos, los enemigos parecen niños de teta. Le pasa, por ejemplo, a Mariano Rajoy.
Cayetano González, espíritu puro de la derechona extrema, edecán que fue de Jaime Mayor Oreja en el Ministerio del Interior, le zurraba ayer de lo lindo en su columna de «Periodista Digital» distribuida por la agencia «OTR Press». Verde como el perejil, me lo ponía al pobre Mariano.
Según Cayetano, a Rajoy le va a tocar sudar: «como algunos ya vaticinamos en su momento, va a tener que pasar, ya lo está haciendo, por un duro calvario». Ese argumento de «ya lo decía yo» no parece digno de adultos, pero bueno...
No le perdonan a Rajoy que tras su segunda derrota electoral ante Zapatero adoptara «una decisión tan legítima como discutible: quedarse al frente del PP, renovar los equipos y cambiar el discurso y la estrategia política». Ahí está la clave y el origen de la pataleta de la fachenda con su líder.
Y es que a Cayetano -y a los suyos, en el PP- le revuelve el mondongo que el rival de Mayor haya decidido «huir como de la peste de tomar posición sobre cuestiones con cierto cariz polémico, en las que tenga que reflejar lo que piensa él y su partido, léase: ampliación de la ley del aborto, eutanasia, ley de libertad religiosa». Vamos, que lo polémico es todo aquello que no concuerde con los dogmas del nacionalcatolicismo ¡Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho!
A partir de ahí, una cascada de descripciones-descalificaciones: «Zapatero le ningunea hasta decir basta (...) sus propuestas no son tenidas en cuenta, llegan mal a la opinión pública». O sea, que es un auténtico inútil.
Peor aún. Mucho peor: «Y en esas estábamos cuando llegado lo de `el coñazo del desfile' (...) lo malo de la frase es que refleja a la perfección la forma de ser de Rajoy: esa mezcla entre pereza para hacer las cosas, desidia, y falta de entusiasmo en la defensa de unas convicciones, de cuestiones realmente importantes». Además de inútil, zángano, haragán y más vago que la chaqueta de un guardia. ¡Criaturita!