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Raimundo Fitero

Putas

En la ley del mercado, la de la oferta y la demanda, instalar como algo asumido la prostitución no deja de ser un sarcasmo que se aproxima con absoluta simetría a la realidad. La otra noche, en el programa de TVE «Comando actualidad», el punto de vista de la crónica era, precisamente, la del cliente. Y eso me parece un acierto dado que cuando se acercan cámaras, micrófonos a esos lugares donde personas adultas comercian con sus cuerpos, siempre se pone un filtro de moralina o simplemente se trata de dejar constancia de un acto de represión policial, o en la mayoría de las ocasiones una suerte de denuncia vecinal quejándose del deterioro que la presencia de prostitución está ocasionando a su barrio, o sea, al valor de mercado de sus pisos.

Hay putas porque hay puteros. También hay putos, eso está claro. Las putas viven de sus clientes. Esta obviedad es la que habría que resaltar porque si parece que crecen los prostíbulos, si algunos puntos de nuestras ciudades se pueblan de personas ofreciendo sus servicios, si en los periódicos vemos páginas enteras de ofertas, es porque hay demanda. Existe un mercado en auge. Y fue desde este punto de partida desde el que el mencionado programa encaraba los posicionamientos de los clientes, lo que van a buscar, lo que encuentran, cómo se lo ofrecen, cómo se realiza y la relación calidad, precio. Entonces, si desposeemos a esta actividad de connotaciones religiosas, si pudiéramos asumir que hay quienes prefieren ganarse cincuenta euros alquilando partes de su cuerpo antes de estar fregando escaleras, podríamos desacralizar esta actividad y tratarla de una manera mucho más racional desde una perspectiva social y política.

Colocados fuera de todo aquello que sea abuso, trata de blancas y otros asuntos delictivos, existe un actividad de intercambio comercial. Existen unos demandantes que son de todas las capas sociales y capacidades económicas, con formación o sin ella, y en cuanto a la oferta, también. La mayoría tiene unos condicionantes sociales y pertenecen a unos colectivos muy determinados y son las que están en la parte más popular del negocio y son las que molestan más.

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