Primera cita en Elgeta dentro del concurso organizado por Danbaka
Pablo CABEZA
Entretenida y constructiva noche de viernes, la que vivimos en Espaloia de Elgeta como consecuencia de la primera jornada del concurso pop-rock organizado por Danbaka de Arrasate, que, como ediciones anteriores, contó con una organización impecable.
Tras un viaje que pasó por un Durango en fiestas (competencia directa para Danbaka), Elorrio y la obligada parada en el Jatetxe Iñaki, ya en Elgeta, para el inevitable y fenomenal bocata de mantenimiento, nos dirigimos hacia Espaloia. Por el camino, no obstante, una leve charla con el batería de Los Cretinos, quien nos recuerda que el próximo viernes 24 son la banda invitada en el concierto que Maharajas ( espléndida banda de rock and roll con disco publicado, «In pure spite» por Hotsak/Bloody Mary) ofrecerán en la sala 360 de su localidad, Arrasate.
Ya dentro de la sala, buen ambiente y numeroso público dispuesto a recibir al primero de los cuatro nombres que competían en la noche. En escena Mery May (Arrasate), a quien se presentó previamente -como al resto- mediante una ágil entrevista proyectada en una amplia pantalla de video. Mery es por derivación de María, su nombre, y May por Brian May, de Queen, uno de sus guitarristas preferidos, junto con propuestas como Tracy Chapman, Cramberries (aunque mejor evitar a estos empalagosos) o Neil Young, tributado en la despedida de su set con una versión. La verdad es que hay que tener seguridad en uno mismo y arrojo para salir con una guitarra acústica en un concurso, pero allí estaba ella con una voz cargada de matices y singularidad. Hay talento y recursos, pero el pequeño problema del viernes estuvo en que Mery May, que encandiló a la mayoría, no transmitió pasión ni energía envolvente. No es cuestión de pasarse a la eléctrica y dar más caña, es convencernos de que ahí tenemos a una artista segura de lo que ofrece, dispuesta a cautivar, a romper... Mery May sorprendió por estilo y voz, dejando pendiente un mayor aporte de credibilidad en el proyecto.
Quizá por el peso de actuar dentro de un concurso, a los siguientes, Damudot (Zaldibar/Mallabia), les ocurrió algo similar al punto distante y constreñido de Mery May. En realidad Damudot son más banda de lo que demostraron. Salieron atenazados y sólo al final rompieron sus ligaduras. El trío se mueve dentro de la estela de formaciones como Su Ta Gar y Latzen, de lejos Machine Head. Destaca su guitarra solista, con algunas intervenciones muy imaginativas, pero tropieza con sus limitaciones, por ahora, al cantar y afinar. Con todo, apuntan una buena proyección.
The 5 Twisters (Arrasate) fueron de menos a más. El quinteto demostró desde el principio tener las lecciones sobre la esencia del rock and roll bien sedimentadas. Mimetizan con solvente aproximación lo que va de los Ramones a los Who pasando por el rock escandinavo o Detroit. Seguro que no fue el bolo de su vida, pero dejaron media hora efervescente, donde mandaron las guitarras solistas y los pegadizos estribillos, complementados perfectamente por el bajista. Buena escena, tensión y fe en lo que hacen.
La noche se despidió con Ymotek, el grupo que mejor reprodujo el estilo en el que se basan: en este caso, el death brutal metal de raíz norteamericana y al que colocaron algunos momentos melódicos. Pueden repetirse, el género está ya muy machacado, pero apuestan por ofrecer un show vehemente, enardecido y completo en todos sus frentes. Que lleven todos instrumentos inalámbricos, apunta su carácter ambicioso, al igual que vestir todos de negro. Aún así, resultó curioso que fueran físicamente (no respecto a la música) de más a menos en tan sólo media hora. ¿Habrá que hacer más flexiones?