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«Tenemos que avanzar hacia un frente social ante la crisis actual»

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Ainhoa Etxaide
Secretaria general de LAB

Una de las tareas que la secretaria general de LAB aborda en la entrevista es conseguir que el nivel de enfado y protesta que hay a nivel general en los círculos reducidos en relación al tratamiento de la crisis «salga a la calle», para que la realidad del problema adopte su verdadera dimensión.

Juanjo BASTERRA |

La crisis está presente en la economía real. Crece el descontento social porque se está financiando con dinero público a bancos y cajas, que mantienen enormes beneficios económicos, mientras que muchos trabajadores tienen que hacer frente a hipotecas impagables, salarios bajos y condiciones de trabajo precarias. LAB cree que es el momento de darle la vuelta y pide que esa rabia contenida salga a la calle.

¿Los trabajadores son el motor de cambio económico, social y político en Euskal Herria?

A la hora de abordar un proceso de cambio, el protagonismo le va a corresponder a la clase trabajadora. Las instituciones actuales y sus gestores están dejando claro, a través de su política real, que por la vía que están trazando no va a venir nada bueno. El cambio llegará con la articulación de la clase trabajadora y de los poderes populares. Sin embargo, no hay correlación de fuerzas para decir que la alternativa se puede concretar o que tenemos capacidad de ser una alternantiva real, sino que es momento de abordar esa necesidad de articular la estrategia hacia el cambio del modelo económico y social, que en Euskal Herria necesita, además, de un cambio político para que seamos capaces de tomar las decisiones adecuadas.

¿Es el momento de hacerlo porque la crisis ha tocado a nuestra puerta?

Las consecuencias de la crisis están plasmando ya situaciones concretas en la acentuación de los problemas. Somos de la opinión de que ese esquema de «cuanto peor, mejor», no funciona. Pero sí creemos que tenemos que entender este momento como una oportunidad para profundizar en el debate y para determinar cuál debe ser la alternativa y qué estrategia necesitamos. Creemos que hay un hartazgo general por parte de la mayoría social trabajadora, que no encuentra en las actuales ofertas políticas cabida a su situación y, por lo tanto, hay una demanda de ir articulando esa respuesta. Sí cremos que es el momento, por necesidad y por oportunidad.

¿Quiere decir que los sindicatos han perdido la conexión?

Creo que todas las fuerzas de izquierda tanto sociales, políticas y sindicales tienen que hacer una reflexión profunda sobre qué capacidad de alternativa ofrecemos, porque no estamos siendo capaces de liderar toda esa voluntad de cambio que existe. Los sindicatos y, desde luego, en Euskal Herria, tenemos que abordar este tema desde esa perspectiva. Somos autocriticos en la situación del sindicalismo en Euskal Herria y sí es cierto que cuesta, no tanto en alternativa real de planteamientos, como en oferta de activación. Nos está costando un poco ser capaces de sacar a la calle a los trabajadores y trabajadoras. Ese debe ser el primer paso para avanzar en esa estrategia. Debemos situar ahí el debate y ser parte de la solución y no el problema.

¿Los empresarios son más listos porque se han aliado con la Administración?

Creo que los empresarios se están beneficiando de una situación que se ha regulado para que ellos tengan capacidad unilateral de decidir tanto el modelo de relaciones laborales como capacidad exclusiva de negociar con la administración el modelo económico y social. Por lo tanto hay una alianza estratégica en la que los empresarios se benefician y salen ganando. Se ha plasmado en un fase de crecimiento escandaloso de los últimos quince años y también en este momento, ya que en un contexto de crisis son los interses empresariales los que se están salvaguardando y protegiendo desde el sector público.

Ante la crisis se nos plantean las 65 horas que, incluso, el Gobierno español está en contra de su implantación.

Ir en contra de una medida que nos retrotrae décadas y décadas en lo que es la legislación laboral y el modelo de relaciones laborales es una pose política necesaria, si no quieres quedarte sólo. Queremos sabe cómo se va a abordar la estrategia alternativa a todas esos recortes. Porque no va a ser una medida aislada. Es una tendencia que se está materializando con el aumento de jornada laboral, y tiempo laboral con retraso de jubilaciones, etc. No miramos al Gobierno español, porque no creemos que vaya a venir nada bueno desde ahí. Nos preocupa el silencio total de las instituciones vascas y su nula actuación política eficaz para que de verdad materias como el empleo, por ejemplo, puedan ser reguladas desde aquí.

¿No ve nada nada positivo que llegue de Madrid porque José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y Mariano Rajoy(PP) se han puesto de acuerdo en profundizar en la reforma de las pensiones y del mercado laboral?

Zapatero ha hecho una reforma laboral diciendo que iba a reducir la tasa de precariedad laboral y ha cosechado un fracaso total. Los datos lo demuestran. No miramos al Gobierno español en cuanto a posible sujeto de soluciones, pero sí como sujeto que nos traerá problemas. En la reforma de las pensiones se parte de un debate de quiebra del sistema, por lo tanto no vendrá nada bueno de ahí y la reforma laboral sin hacer una crítica y una análisis de la situación actual del mercado laboral, no se modificarán las tendencias negativas actuales. La solución no llegará por esa vía, pero sí sabemos que empeorará.

¿Tiene vigencia la reividicación y plasmación de las 35 horas?

Efectivamente, a la hora de abordar la crisis se ve donde están las posiciones de cada cuál. Sigue vigente. Ahora hay que hablar de la reducción de la jornada y reivindicar su vigencia. Vemos que el paro aumentará y está claro que las medidas que se han adoptado no sirven para garantizar un empleo estable y de calidad. La solución va a tener que pasar por medidas de reparto de trabajo, la principal es la reducción de la jornada laboral. Por tanto hay que reivindicar la vigencia de las 35 horas.

¿El neoliberalismo, versión moderna del capitalismo, ha fracasado?

Se ha demostrado las deficiencias estructurales que tiene. Ha fracasado en cuanto a modelo económico al servicio de la sociedad, pero también estamos viendo que ha hecho tope en cuanto a modelo para mantener una acumulación de capital durante ciclos largos, pero no hay día de caducidad para el capitalismo. Fracasará o tendrá problemas, pero siempre se regenera. Responderá con más capitalismo. Por tanto, es un fracaso como modelo económico y social, y le queda de vida la que seamos capaces de dejarle los trabajadores.

A todo esto, ¿siempre tienen que ser los trabajadores los que se aprieten el cinturón?

Ese es uno de los retos que tenemos en el sindicalismo. Los trabajadores ni debemos ser ni podemos ser quienes nos apretemos más el cinturón, porque estamos viendo que en una fase de crecimiento económico escandalosa hemos retrocedido en condiciones laborales y de vida y lo que no se nos puede pedir que por el bien del sistema capitalista, que nos está oprimiendo, hagamos más esfuerzos. No admitimos una socialización de las pérdidas.

¿Cómo se exterioriza este problema?

Una de las claves está en las opciones sindicales que se marquen y hasta qué punto somos capaces de abordar este tema desde una posición de clase ofensiva en los centros de trabajo ante las amenazas y agresiones que tenemos ya encima. Es momento de acordar y asentar bien cuáles son las reivindicaciones que la clase trabajadora debe asumir y debemos salir a la calle a por ellas e ir articulando esa respuesta. No podemos ir asumiendo todo y abordar esta situación desde la resignación.

¿Cómo califica que a los banqueros, que siguen obteniendo grandes beneficios, les financien con fondos públicos su falta de perspectiva?

Creo que es impresentable y obsceno. Nos preocupa más que el enfado que genera ese tipo de medidas no se convierta en un frente social, que le diga de una vez a los políticos que no se puede seguir de esta manera.

¿Qué llamamiento haría a los trabajadores y la ciudadanía ante esta situación?

Sobre todo, salgamos a la calle, la realidad nos dice que no se nos contempla dentro de esas supuestas medidas contra la crisis, esa carencia es la que tiene que quedar en evidencia. Tenemos que ser quienes la pongamos encima de la mesa. Si no lo hacemos, ni los banqueros ni los políticos ni los empresarios lo van a hacer. No se abordarán las políticas sociales hasta que esa realidad de inyectar dinero público a los intereses privados se contemple como inasumible por parte de los Gobiernos de Iruñea y Gasteiz por la presión.

¿Qué opina de la queja del Consejo Vasco de Finanzas ante la merma de ingresos tributarios por la crisis?

Que es de cajón, sólo hay una politica fiscal que beneficia a los empresarios. Si a éstos se les permite aportar menos, se va a recaudar menos. Lo más grave es que la mayor parte de las aportaciones tributarias corresponden a los trabajadores, sin embargo revierten poco en la sociedad, ya que las prestaciones más cuantiosas van a parar a quienes menos pagan. Es hora de que salgamos a la calle.

¿Qué le parece el papel de los gobiernos autonómicos de Iruñea y Gasteiz ?

La crisis la están abordando todos los estados y son materia de Estado. El Gobierno de Gasteiz nos dice que los trabajos de casa están bien hechos cuando no tiene capacidad de decidir sobre estos temas estructurales. De trabajo bien hecho, nada. El navarro está igual. Está haciendo de portavoz de los empresarios ante el calado profundo que está tomando la crisis.

 

 

Con ELA

«La unidad de acción es una demanda real y una necesidad. Vamos a trabajar para encontrar ámbitos de colaboración»

silencio

«Nos preocupa el silencio total de las instituciones vascas y su falta de actuación para que la política de empleo sea eficaz y se regule desde aquí»

A la calle

«Tenemos que salir a la calle a mostrar nuestro rechazo de cómo se aborda la situación de crisis, porque no hay soluciones para los ciudadanos, sólo para los banqueros»

«La negociación colectiva no puede olvidarse de los más desfavorecidos, los jóvenes y las mujeres»

¿Cómo se plantea la negociación colectiva para este nuevo ejercicio?

LAB no la va a variar por la situación de crisis, lo que sí se va a variar es la intervención sindical y la forma de abordarla. La negociaicón colectiva tiene que ser un instrumento para la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores. Se va a dar en un contexto muy complicado, las batallas van a ser de jornada y salario. En un contexto de crisis no podemos retroceder y el reto será cómo reivindicamos lo que nos corresponde o lo que nos debería corresponder de la riqueza que nosotros mismos estamos generando.

En particular, ¿dónde incidirá LAB?

En que en época de crisis no nos lleve una vez más a olvidarnos de los más desfavorecidos. Estamos precupados con el paro juvenil, que está aumentando, son los primeros que van a dejar de entrar al mercado laboral. Venimos, por otro lado, de un acceso masivo de la mujer al mercado laboral en condiciones precarias. Creo que este va a ser un momento para conocer si realmente ese esfuerzo de la integración de la mujer es real o es una mera instrumentalización de la mujer en una fase económica concreta para aumentar los márgenes de beneficio. LAB va a resituar las estrategias de la integración de la mujer de la fase pasada a la actual.

¿Será posible un acuerdo con ELA?

Es una demanda real y una necesidad, porque la unidad de acción sería más eficaz. No vamos a vender humo a los trabajadores, vamos a trabajar para encontrar ámbitos de colaboración no sólo a largo plazo sino a corto. Esta situación requiere de medidas tácticas y de estrategias a la hora de plantear una acumulación de fuerzas entre los trabajadores.

¿Cómo se termina con el goteo de la siniestralidad laboral?

Cuando el debate económico se centra en la bolsa, en cuánto dinero se está regalando a los bancos, y en lo mal que lo pasan los jefes de las multiancionales, la realidad social nos indica que lo más sangrante, los accidentes laborales, han dejado de ser noticia. La foto contra la siniestralidad necesita un impulso. Hay que llegar a acuerdos. Si no pueden ser generales, tendrán que ser a nivel de empresa o de sector para abordar una respuesta eficaz para acabar con ese goteo de un muerto cada tres días.

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