ALAVÉS Nueva victoria casera
El elixir Mendizorrotza sigue activo
El equipo gasteiztarra vuelve a remontar un partido que se le había puesto muy complicado y terminó consiguiendo la victoria más contundente de los últimos tiempos tras arrollar a un Murcia que se descompuso a partir de la rigurosa expulsión del lateral Lillo
DEPORTIVO ALAVÉS 4
MURCIA 1
Jon ORMAZABAL | GASTEIZ
Javier Clemente se quejó amargamente al término del partido de que «el espíritu no es un agua que el entrenador pueda dar a sus jugadores cuando las cosas van mal» a la hora de explicar el bajón que su equipo tuvo tras encajar el gol de Javi Guerra. Bien haría el de Barakaldo, si es que le dan tiempo, en aprender de la química que el Alavés ha creado con su estadio de Mendizorrotza, en el que no conoce la derrota desde enero. Y es que, sin ese elixir es difícil entender cómo el timorato equipo que lejos de Gasteiz se derrumba ante la primera adversidad es capaz de remontar situaciones tan adversas con la solvencia de ayer.
El equipo de Salmerón parece haberse especializado en remontar en la segunda parte choques que se le han puesto en contra y ayer ante el Murcia obtuvo la victoria más contundente de la temporada cuando las cosas se le habían puesto muy complicadas. Al contrario que el gasteiztarra, el murciano es, hoy por hoy, un equipo desestructurado y se derrumbó incomprensiblemente en cuanto se anuló el planteamiento de Clemente con el empate y la expulsión de Lillo, que hasta entonces había logrado parar la banda izquierda del Alavés.
Como ante la Unión Deportiva Las Palmas, la primera parte del Glorioso estuvo de sobra a pesar de las dos buenas oportunidades de Astudillo e Igor en apenas un minuto. Con todas las contras que puedan ponerle, Clemente sigue siendo un genio a la hora de frenar las virtudes de los rivales y durante 60 minutos, su equipo maniató por completo a un Alavés que no notó para bien el jugar con dos delanteros. Sin Garitano para dar equilibrio, el de Barakaldo supo cómo frenar la salida del balón de los de Salmerón secando a un desubicado Emilio y a Toni Moral. Sin profundidad, los babazorros apenas inquietaron a Elía, mientras que Capdevilla, en un rechace de Bernardo a tiro de De la Coz, tuvo la opción más clara de la primera parte.
Reanudación frenética
El planteamiento del Murcia se hizo aún mejor en el minuto 53, cuando Despetovic aprovechó la falta de entendimiento de Bernardo y la zaga en uno de los primeros corners botados.
Como otras veces, al Alavés le tocó reaccionar y Salmerón revolucionó el equipo con un cambio tan revolucionario como sacar del campo a Mateo para meter a Cabrera y colocar a Astudillo de central, con Igor por la derecha y Marc Pedraza como enlace con Javi Guerra.
La reacción fue inmediata y el equipo gasteiztarra arrolló al Murcia en un final de partido brillante, en el que colaboró enormemente la expulsión de Lillo en el 66. Poco antes Javi Guerra había empatado al aprovechar un balón suelto en el que el Murcia pidió falta previa de Toni Moral.
A partir de ese instante, el Murcia se derrumbó y el Alavés lo aprovechó para ofrecer un final de partido tranquilo a su afición, después de mucho tiempo. Pedraza, de cabeza, Emilio, de un magnífico disparo desde fuera del área y Toni Moral tras pase de Javi Guerra, continuaron repartiendo los goles de forma equitativa.
La nota negativa en una jornada plácida como la de ayer en Mendizorrotza la pusieron los dos canteranos, Iñigo Kalderon e Igor Martínez, que no podrán jugar el domingo ante el Hércules por diversos motivos. El lateral gasteiztarra vio la quinta tarjeta amarilla de la temporada tras un rife-rafe con Pinilla en la segunda mitad, por lo que deberá cumplir el partido de sanción que le impondrá el comité.
Peor pinta lo de Igor Martínez, que tuvo que ser retirado en camilla justo antes de la jugada del gol de Pedraza tras intentar llegar a un balón sin suerte. Aunque no quiso adelantar nada hasta conocer las pruebas médicas a las que será sometido el delantero, Salmerón se teme que puede tratarse de una rotura o de una contractura en el gemelo que lo tenga apartado unas semanas. De todos modos, sustituirle parece más fácil que hacerlo a con un Kalderon que, de apartado, ha pasado a ser indispensable por la lesión de un Fagoaga que no acaba de ponerse a tono. César, o algún zurdo como Almirón o Raúl Llorente podrían ser las alternativas para Alicante.
José María Salmerón se mostró exultante tras conseguir una victoria que, a su entender, puede resultar un punto de inflexión para que su equipo pueda comenzar a mirar hacia arriba. «Ya les había dicho a los jugadores que el de hoy era un partido muy importante para dar un paso hacia adelante y ganar nos debe dar la confianza necesaria para mirar hacia arriba», declaró el almeriense.
El técnico albiazul se mostró encantado con una victoria contundente y que entiende fue justa, «ya que hemos sido superiores durante la mayor parte del partido, además con fases de muy buen juego», relató.
De todos modos, el entrenador albiazul no escondió que su equipo lo pasó bastante mal durante la primera mitad. «Hemos tenido problemas al principio, sobre todo en la salida del balón. Los medios centros se han retrasado demasiado, han jugado demasiado cerca de los centrales y esto ha hecho que nos hayan presionado en zonas muy peligrosas, porque cualquier pérdida nos creaba muchos problemas».
Sus cambios han sido discutidos en varios partidos, pero en los dos últimos han resultado claves para remontar partidos que se les habían puesto muy cuesta arriba. El almeriense no quiso sacar provecho de la situación y señaló que nuca se ha sentido presionado por lo que le ha gritado la grada.
El que seguro será bastante más criticado en Murcia es un Javier Clemente que ya llegó tocado a Gasteiz y que podría tener las horas contadas por mucho que su relación con el presidente pimentonero sea muy buena. La presencia del de Barakaldo en sala de prensa levantó gran expectación y, pese al cuarto de hora que se pasó hablando y alguna que otra perla que lanzó, estuvo bastante comedido en sus declaraciones. El entrenador vizcaino se quejó del arbitraje, de la falta de espíritu de los suyos y de que «el Alavés nos estornudó y nosotros cogimos la gripe».