Koldo Alzola Brigadista en Palestina y miembro de Komite Internazionalistak
Menos rollos macabeos, Maccabi fuera de la Euroliga
¿Por qué no se ha de sumar la sociedad civil, instituciones, e incluso equipos deportivos a la campaña internacional de boicot a ese régimen de apartheid?
Ayer, lunes, se celebraba en Gasteiz el partido inaugural de la liga europea de baloncesto y con motivo de este evento contamos en nuestra ciudad con la visita de los directivos de la Euroliga y los cuerpos técnicos de los equipos participantes. Lo que quizá no tanta gente sepa es que este encuentro servirá de ocasión para acometer una reforma de la normativa de la competición, dirigida a garantizar y perpetuar la presencia del Maccabi de Tel Aviv en la Euroliga, al menos hasta 2012, e independientemente de los resultados deportivos que coseche en su liga estatal.
Este trato de favor que recibe el embajador deportivo del estado sionista de Israel y del que no se benefician otros equipos, que sí son europeos, transciende lo puramente deportivo y tiene unas connotaciones políticas evidentes. Obvia decir que nadie imaginaría ver jugar en competiciones europeas a otros equipos de sus países vecinos de Oriente Próximo como Siria, Líbano, Jordania, Irak... ¿Por qué entonces sí se le permite a Israel? ¿Por qué precisamente coincidiendo con el 60 aniversario de la fundación del Estado de Israel, Al Nakba (el día de la catástrofe) para los árabes, se toma una medida de este tipo?
El pasado mayo se cumplían 60 años de la creación unilateral del Estado de Israel, lo que supuso el comienzo de la limpieza étnica sistemática del pueblo palestino, el comienzo del exilio para un millón, cinco millones a día de hoy, de los nueve millones de palestinos que hay en el mundo. Todo un pueblo que se ve relegado hoy en día a vivir en el 10% de su territorio original, rodeado de 800 kilómetros de muro de cemento, aislados en guetos y sometidos a unas condiciones de supervivencia cada día más insostenibles.
En este contexto, y para legitimar la supervivencia de un estado racista, confesional, y capitalista en un entorno claramente hostil, Israel necesita aparecer ante los ojos del mundo como un estado moderno y democrático. Uno de los pilares de esta estrategia de «normalización» de Israel es la participación de sus representantes deportivos, culturales, académicos, artísticos, musicales en distintos foros en condiciones de igualdad que el resto de países europeos, sin serlo.
La Euroliga, y con un papel muy destacado el Baskonia, están actuando como cómplices de esta estrategia, legitimando, como si fuera europeo, que no lo es, al representante de un Estado confesional que sistemáticamente vulnera las resoluciones de la ONU como no podría hacerlo ningún otro en el mundo, y condena al aislamiento y a la inanición, cuando no a la aniquilación directa, a todo un pueblo.
El régimen de apartheid sudafricano debió de sucumbir a la presión del boicot internacional. ¿Por qué es ahora diferente? ¿Por qué no se ha de sumar la sociedad civil, instituciones, e incluso equipos deportivos a la campaña internacional de boicot a ese régimen de apartheid más sanguinario y virulento si cabe que el que hace una década asolara Sudáfrica?
Señor Kerejeta, usted y todos quienes están actuando como colaboradores necesarios de la estrategia de «normalización» del Estado de Israel tendrán, algún día, que dar cuenta por ello ante la historia.