Maite SOROA | msoroa@gara.net
Por debajo de la línea de flotación
El personaje, atildado y afectado hasta el empalago, no despierta la más mínima simpatía en quien firma este billete. Lo saben bien la lectora y el lector, pero resulta divertido comprobar que los vaivenes de la política mueven a los personajes del teatro bufo hispano en direcciones inverosímiles. Ayer le aplaudían y hoy le abuchean.
Por ejemplo, los editorialistas de «El Mundo» se felicitaban ayer porque el fiscal ha logrado «desmontar de forma implacable todas las razones esgrimidas por el juez». Se refiere, claro, a la revisión de la represión franquista. El de Pedro J. denunciaba con energía que «el fiscal reprocha a Garzón que ha interpretado las normas jurídicas para conseguir un resultado previamente determinado». Y lo dice como si no fuera ese el proceder habitual del juez. ¡Qué cara!
Y ya puestos a zurrarle al magistrado galáctico, reseña el de de Pedro J. que «Garzón ha podido cometer un delito de prevaricación al `salvar los escollos' legales que le impiden actuar, fingiendo ignorar elementos tan `públicos y notorios' como que los desaparecidos en la Guerra Civil fueron asesinados». Y, ¿qué fue de los asesinos? Ahora llega la hora de la justificación. Y es que según Ramírez y sus compañeros de caverna, «tampoco puede considerarse que Franco cometiera un genocidio o crímenes de lesa humanidad porque esos delitos no estaban tipificados en 1936». Pero, ¿fue un genocidio o no? Pero lo mejor de todo viene ahora, cuando confiesa una verdad que han tratado de ocultar durante décadas: «El recurso incide también en que Garzón ha vulnerado de forma flagrante la Ley de Amnistía, aprobada en 1977, que se hizo para eximir de todo tipo de responsabilidades penales a los delitos políticos cometidos antes de esa fecha. La voluntad del legislador, como Zaragoza recalca, era evitar actuaciones como la de Garzón».
O sea, que el franquismo se autoamnistió. Eso, hasta ahora, lo negaban. Concluye con un ataque a la línea de flotación: «El contundente y fundamentado escrito del fiscal nos aboca a un dilema: o Garzón es un indocumentado que no sabe de leyes e incurre en disparates impropios incluso de un estudiante de Derecho o Garzón es un juez que ha prevaricado mediante una resolución encaminada a alimentar sus fines megalómanos». Todavía ayer le aplaudían hasta que las palmas echaban humo.