Deterioradas y superpobladas, en las prisiones francesas registran desde hace semanas una serie de suicidios de presos, incluidos adolescentes, que han vuelto a poner en evidencia las penosas condiciones de vida de las cárceles.

El Estado francés, que ha sido amonestado en varias ocasiones por el Consejo de Europa por la situación de sus cárceles, fue condenado la pasada semana por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por «tratamientos inhumanos» ya que envió a aislamiento a un preso sicótico, que fue hallado ahorcado en la celda de castigo en 2000.

La tasa de suicidios en las cárceles franceses es una de las más elevadas en Europa, según las últimas cifras del Consejo de Europa, que se refieren a 2005. El PS (oposición) denunció que esta situación es «humillante» para el Estado francés y reclamó «una reacción en la cumbre del Estado».

Los principales sindicatos de carceleros han convocado un «bloqueo total» de las prisiones a partir del 13 de noviembre. Reclaman «más recursos» para controlar a los presos y denuncian «el desprecio» al que les somete la ministra de Justicia, Rachida Dati.

«Las cárceles están agonizando y la ministra no lo ve. Si esto continúa, la situación se va a incendiar», advirtió Christophe Marquès, del sindicato Force Ouvrière.

Actualmente, en las cárceles francesas hay 63.000 presos cuando únicamente hay 51.000 plazas. Sin embargo, esta es una de las más bajas tasas de superpoblación penitenciaria que ha habido en el Estado francés.

El hecho que en octubre se hayan suicidado cuatro presos en el Estado francés, entre los cuales hay dos jóvenes de 16 años, que fueron encontrados ahorcados en sus celdas ha desatado la alarma. Estos últimos casos elevan a 90 el número de suicidios registrados en las 200 cárceles francesas desde comienzos de año. En 2007, hubo 96 suicidios; en 2006, 94 casos; en 2005, 122 y en 2004, 115.

Para Céline Verzeletti, del sindicato CGT, las medidas de prevención de suicidios son «insuficientes, al tiempo que las condiciones de vida de los presos han empeorado».

El Observatorio Internacional de Prisiones (OIP), una organización en defensa de los presos, insiste en la necesidad de que el Estado francés cambie de política. «La Administración Penitenciaria sólo ve a los presos como meros números», destacó el portavoz de OIP, Patrick Marest, destacando «la despersonalización e infantilización del día a día carcelario».